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EL LEÓN
Del 24 de julio al 23 de
agosto
Elemento: Fuego
Cualidad: Fijo
Polaridad: Masculina (Yang)Planeta regente: Sol
Casa: 5
Metal: Oro
Piedra: Ámbar, diamante, rubí
Color: Dorado, naranja, rojo
Constelación: Leo
La Reina se puso carmesí de
furia, y tras mirarla echando chispas un momento, como si fuera una
bestia
salvaje, empezó a
vociferar..."¡Cortadle la cabeza!".
Esa es la voz de la
Langosta, a quien oí declarar... "Me has horneado tostándome en exceso, y
debo azucararme el pelo".
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COMO RECONOCER A LEO
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Parecía de buen talante,
pensó ella; pero aun así, tenía garras
muy largas y muchísimos dientes,
de modo,
que sintió que habría que tratarlo con respeto.
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¿Te ha dicho alguien
últimamente que no le hagas favores, al mismo tiempo que te dejaba
deslumbrado con una sonrisa totalmente fascinante? Es que te has visto
ante el gran felino. No te preocupes, que ya te recuperarás. Un par de
pequeñas quemaduras no importan. No es nada excepcional en Leo el
despliegue simultáneo de su arrogante orgullo y de su espíritu juguetón;
por eso se sale con la suya.
Leo, el León, rige a todos los
demás animales. Leo, la persona, te rige a ti y a todo el mundo. (Si, si
ya se que en realidad no es así. Pero no se lo digas, por favor. Le
destrozarías su cálido y tierno corazón de egotista.) Lo mejor es
contentarle, porque entonces ronronea, en vez de rugir y darte un susto
poco menos que de muerte. El León alterna entre ser decididamente
gregario y una hermosa indolencia, mientras sofoca un sibarítico
bostezo. Si quieres estudiar algunos ejemplares, date una vuelta por los
lugares más iluminados y chispeantes de la ciudad. Por lo menos la
mitad de la gente que encuentras viviendo a la última moda serán Leo.
Hasta los gatitos más tímidos se sentirán cómodos viviendo así. A Leo le
enferma la oscuridad tanto como el aburrimiento.
Si ves a alguno que se ruboriza
fácilmente, asegúrate de que no estás confundiendo el rubor con un
rostro arrebatado de orgullo. Piensa que hay rubores muy diferentes. Leo
puede estar sonrosado porque ha estado bailando mucho, o porque acaba
de ver pasar al amor de su vida, pero jamás le veras las mejillas
coloreadas por la introversión ni por esa timidez que induce a uno a
ocultarse. No hay Leos introvertidos; los hay únicamente que se hacen
los introvertidos, y es importante que lo recuerdes. Tal vez encuentres
algunos Leones que mantengan atenuado al Sol que les rige y se muestren
silenciosamente fuertes, dignos y decididos, pero no te dejes engañar
por la suavidad de sus ronroneos. Incluso los Leos mas suaves están en
su fuero íntimo convencidos de su regio derecho a dominar sobre amigos y
familiares, mientras atisban desde detrás del telón, en espera del
momento de salir a escena. Si no me crees, búscate un Leo tranquilo, de
esos que se hacen los introvertidos, para atacar su orgullo. Quítale
algo que él esté convencido de que por derecho le pertenece, dale
órdenes y no le demuestres respeto. Ya verás como los rugidos del
supuesto gatito se oyen desde aquí hasta el zoológico. Hay que ser todo
un valiente para desafiarle cuando él defiende sus derechos y su
dignidad. Hay Leos que se ablandan con la edad, pero en realidad el León
jamás baja su orgullosa cabeza. Nunca.
En cuanto a los atributos
físicos de este signo solar, simplemente mira a tu alrededor en busca de
gente que se parezca a un león o a una leona, con su melena que se
aparta hacia atrás de la cara y su mirada engañosamente ociosa. Los
leones caminan erguidos y orgullosos, con el suave deslizamiento de un
gato. En las mujeres se combina una gracia flexible con una intensidad
oculta y estremecedora. Este último rasgo puede disimularse bajo una
naturaleza suave, por lo general serena y estable. Pero no olvides que
la leona está siempre pronta a saltar si se siente amenazada. Aunque las
lleve envainadas, tiene las garras afiladas.
Notarás en él un aire de mando y
un porte majestuoso, porque Leo mira con desdén a todos los simples
mortales que están por debajo de él. Por lo común, es muy deliberado en
sus movimientos y en su discurso. Es raro que Leo hable deprisa, corra, e
incluso que camine con rapidez (a menos que tenga el ascendente o la
Luna en Aries o en Géminis, por ejemplo). En un grupo, el León no te
pasará mucho tiempo inadvertido: será el centro de la atención, bien con
sus acciones y afirmaciones dramáticas, bien poniendo mal gesto y
escondiendo la cara entre las manos hasta que alguien corra a
preguntarle que le pasa.
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El signo produce ejemplares de
ojos azules, pero muchos Leo, sobre todo entre las mujeres, tienen los
ojos color castaño oscuro, al principio dulces y serenos, pero que
después chisporrotean y restallan. Suelen tenerlos redondeados y un poco
almendrados en los ángulos. El pelo es oscuro o rubio rojizo, ondulado
por lo general, peinado en un estilo suelto y descuidado que se levanta
en el casco y en los lados de la cabeza; si no, se van al otro extremo y
lo llevan implacablemente alisado. En cuanto al cutis, es señaladamente
rubicundo.
La gente de Leo ejerce sobre
los demás un efecto extraño, que es divertido observar. Es difícil
quedarse de pie delante del León sin que vaya uno enderezándose,
encogiendo el vientre, echando atrás los hombros. En realidad, no se si
nosotros los rústicos actuamos así imitando los regios modales del León
con el que nos enfrentamos, o si es para acorazarnos ante un posible
sermón, ya que les encanta dar consejos gratuitos. Leo es especial para
decirle a uno con cierto aire de superioridad y condescendencia, cual es
la forma exacta en que debería ordenar su vida.
Es ese amor por la enseñanza lo
que lleva a tantos de
este signo a convertirse en educadores, políticos y psiquiatras. Lo
exasperante es que tengan tanta capacidad para racionalizar las cosas y
plancharle a uno todas las arrugas de su vida. Lástima que no puedan
arreglar sus propios asuntos con la misma facilidad y elegancia. Así y
todo, es eso lo que hace el encanto de Leo: su sincera superioridad y
sus excelentes cualidades, mezcladas de manera incongruente con la
terrible y transparente vulnerabilidad de su yo. ¿El digno y orgulloso
gato, vulnerable? Y como no. Cuando no se respetan su prudencia y su
generosidad, se siente profundamente herido. Para suavizarle, halágale,
simplemente. Nueve veces de cada diez, se convertirá de bestia rugiente
en tímido y dócil gatito, que casi visiblemente se regodea y complace en
el calor de las lisonjas. Es la debilidad que se convierte en el
Waterloo de mas de un Leo, áspero y autocrático. La vanidad es su talón
de Aquiles. Para él, la adulación es un estimulante, la falta de respeto
le pone ciego de furia, y ambos extremos le hacen incapaz de formular
un juicio equilibrado. Algunos Leones consiguen controlar con éxito
estas tendencias, pero siempre están latentes en el signo solar y se
hacen presentes hasta cierto punto.
Haz la prueba alguna vez.
Cuando te esté dando alguno de sus sermones, interrumpe respetuosamente a
tu amigo Leo para decirle que tiene un aspecto realmente magnifico con
ese suéter. El resultado será probablemente un brusco descenso de su
dignidad, y veras que el León, enrojeciendo, te pregunta totalmente
desconcertado: <<¿En serio? Pero, ¿de veras te lo parece?>>.
En la mayoría de los casos, el reconocimiento de su intelecto da tanto
resultado como un elogio de su apariencia.
Leo no puede dejar de sentirse
superior y de comportarse de manera teatral, de vez en cuando. Una de
mis hijas tiene un maestro nacido en agosto. Un día que ella vino de la
escuela, me comento: <>. Pobre León, si hasta los
niños saben que sus rugidos son peores que su mordedura. Claro que no
puedo dejar de advertirte que puedes tropezar con uno que tenga a Marte o
a Mercurio influido, digamos, por Escorpio, y entonces el mordisco será
mas grave; pero ahora estamos hablando del ejemplar típico.
Leo es sumamente astuto, en
muchos sentidos. Será raro verlo desperdiciar energías procurando
extraer agua de un pozo agotado, como suele sucederle a Aries; es pues
un excelente organizador y sabio distribuidor de obligaciones. Sus
órdenes son sorprendentemente efectivas cuando controla los efectos
dramáticos, porque el León puede ser un maestro en el arte del discurso
simple y directo, aunque a veces huela un poco a teatral. Expresa
generosa y abiertamente su aprobación, y sus lisonjas pueden ser tan
exageradas como para confundirle a uno. Tampoco se avergüenza de sentir
disgusto. Por lo general, lo que dice es lo que siente. Es posible que
aplaque o que resulte quemante, pero nunca pasará sin dejar huella.
Las regias maneras de este
signo solar se despliegan cuando el hombre o la mujer Leo reciben
invitados. Uno se siente como si estuviera en un palacio real, donde se
esperaría en cualquier momento ver como se detiene a la puerta una
carroza con lacayo, para dejar bajar a Maria Antonieta o, por lo menos, a
Nell Gwyn y a Madame Du Barry. La gente de Leo rodea a sus invitados
con gran abundancia de la más exquisita comida, vinos finos, mujeres
hermosas y buena música. Debo admitir que, en realidad, conozco un Leo
que tiene gran influencia de Virgo en su carta natal y que en las
fiestas sirve pepino en cubitos condimentado con hierbas, perejil y
germen de trigo, pero los demás detalles son deslumbrantemente leoninos,
incluyendo siempre las invitadas femeninas. ¡Qué exquisitez! Ni
siquiera Luis XIV lo hacía tan bien. Pero después de Luis XIV, el
diluvio, y después de mas de una cena romántica y un baile con Leo se
produce un diluvio de declaraciones, pasión, lágrimas, enojos, disculpas
y confusión sentimental lisa y llana.
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Y ahora que llegamos al tema del amor, que es mas bien un lugar común donde encontrarse siempre que uno tenga algo que ver con Leo, ya sea personalmente o por carta, hay que señalar que no encontrarás, lector, muchos solterones ni solteronas nacidos bajo este signo solar. Si tropiezas con alguno, no te formes una opinión definida hasta que no hayas mirado discretamente dentro del tocador. Siempre hay algún amante oculto en las inmediaciones de la guarida del León. Es posible que no esté casado cuando le conozcas, pero estará enamorado o a punto de estarlo, o bien acabará de salir de un episodio romántico y le encontrarás con aire patético y perdido. El fiero orgullo de Leo es causa de que muchos romances y matrimonios se hagan pedazos. Un León sin pareja suele ser muy triste espectáculo, pero cuando su orgullo ha sido afrentado por su pareja, sea ésta legal o no, es posible que pierda su aspecto de tristeza y se muestre feroz, en cambio. De todas maneras, no hay quien pueda aguantar más con estoica dignidad, o adaptarse, cuando es necesario, valientemente a las condiciones más deprimentes, con auténtica energía y optimismo.
Como la tendencia a perdonar y
olvidar es parte de la naturaleza íntima de los grandes felinos, las
reconciliaciones son, en la vida emocional de Leo, casi tan frecuentes
como las rupturas, una vez que el chisporroteo de la dignidad ultrajada
se ha extinguido y que el gato cobra conciencia de su soledad. Leo está
casi continuamente ahogado por la pasión, no solo por el sexo opuesto,
sino por la vida. Tanto para los Leones como para los tímidos gatitos,
la vida sin amor es como un cheque sin fondos. Para ellos, cuando el
romance se extingue, el Sol deja de brillar.
Son hombres y mujeres que jamás
se apoyan en los demás. Prefieren, más bien, que se apoyen en ellos. La
responsabilidad para con los débiles y los desvalidos les fascina. Si
oyes que Leo se queja con dramáticos rugidos de que todo el mundo
depende de él y de que es el único que carga con todo, ni se te ocurra
preocuparte. A él eso le encanta. Trata de aliviarle de alguna carga o
de tenderle una mano, y ya verás con que rapidez el León rechaza
desdeñosamente tu ayuda. Y algo que debes evitar muy especialmente es
ofrecerle ayuda financiera. Aunque con frecuencia pueda andar sin un
centavo, Leo siempre sabe que ya encontrará manera de volver a llenarse
los bolsillos. Son muy pocos los de este signo que se muestran
cuidadosos con el dinero. Tal vez te encuentres alguno a quien de
pequeño le asustó algún cobrador, y que se conduce como si en cualquier
momento pudieran llevarle preso por deudas, pero el León típico es un
jugador espectacular de corazón, desaforado a veces. Hasta los raros
ejemplares de este signo que son ahorrativos se visten con ropa cara y
siempre aparecen bien presentados. Leo quiere todo de primera y lujoso, y
gasta sin privarse cuando se trata de diversiones y placeres. Es capaz
de darle dinero a casi todo el mundo. Si le piden un préstamo y no tiene
efectivo, es posible que prefiera a su vez pedir prestado antes que
admitir que el rey no está en situación de sacar de un apuro a sus
súbditos.
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Claro que éste es un último recurso, porque a Leo le mortifica tener que recurrir a alguien en cuestiones de dinero, consejo o estimulo. Tiene ego suficiente para estimularse él solo, es lo bastante despierto para llenar su propia alcancía... y bien sabe Dios que no le gusta pedir consejo. Uno busca consejo en los que están por encima de él, ¿y quien está por encima del León?
Leo es propenso a las fiebres
altas, a los accidentes, las enfermedades agudas y violentas, y
generalmente inmune a las dolencias crónicas y prolongadas. Como rara
vez hacen algo a medías, son gente que o bien irradian una vitalidad
increíble,) bien se quejan de que no durarán mucho en este mundo; esta
última reacción es típica de la falta de apreciación y de la avidez le
afecto. Leo parece tener el corazón estupendamente fuerte, o si no,
presenta alguna debilidad en la zona cardiaca. Es posible que sufra
dolores de espalda y de hombros, problemas de columna, accidentes en las
piernas o tobillos, problemas relacionados con los órganos de la
reproducción y ronqueras o dolores de garganta. Pero se recuperará
pronto de la enfermedad, y su principal peligro es el de descuidar su
salud o levantarse demasiado pronto cuando ha estado enfermo. Al
principio, estar en cama y sentirse atendido halaga la vanidad de Leo,
pero cuando se da cuenta de que está desempeñando el papel del débil y
no el del fuerte, sus veleidades de incapacitado desaparecen
rápidamente.
Con los regidos por el Sol no
hay términos medios. O son espantosamente descuidados y desaliñados, o
meticulosamente pulcros y ordenados. Les gusta bastante el chismorreo, y
se sienten heridos o excluidos si a su alrededor sucede algo que ellos
no entienden. Leo es fijo por naturaleza. Es difícil apartarle del
camino que se trace, aunque él si pueda apartar a otros con su
convincente oratoria. Acumulan solo lo necesario para poder
distribuirlo, una vez que ellos mismos se han provisto de un trono
resplandeciente y completo, hasta con almohadones de plumas. Son capaces
de desplegar la feroz energía de una apisonadora de vapor, para después
tenderse, soñolientos y relajados como un gato, a holgazanear y
desperezarse al sol.
Cuando Leo trabaja, trabaja.
Cuando juega, juega. Cuando descansa, descansa. La mayoría de ellos
tienen una habilidad impresionante para delegar en otros las tareas
sucias y desagradables, en tanto que ellos se ocupan de las cosas
importantes, como puede ser la decisión de quien será elegido presidente
y como se debe ganar la guerra.
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Para su propia sorpresa, cuando una auténtica emergencia se desploma sobre sus recios hombros, Leo se la toma con calma, pero sin eludir jamás su deber, ayudando a los desvalidos, protegiendo a los asustados (aunque por dentro él pueda estar doblemente asustado), animando a los melancólicos y afrontando con valor su auténtica responsabilidad. Tal es su naturaleza. Pero aflorará radiante una vez que la etapa del playboy haya quedado atrás, junto con las llamativas corbatas pintadas a mano y con aquella guitarra que solía tocar.
La próxima vez que seas tú el
blanco de los orgullosos rugidos del León, acuérdate de la Reina de
Corazones, que gritaba constantemente: ¡Cortadle la cabeza! mientras
todo el mundo seguía con la cabeza bien puesta sobre los hombros.
Acuérdate del león cobarde, que se mimaba tiernamente la hermosa cola, con
agraviada dignidad, y buscaba con ansiedad por el mundo el don del
verdadero valor, y que terminó descubriendo, cuando se produjo una
auténtica situación de peligro, que el mas valiente del grupo era él.
Leo es un amigo orgullosamente
leal, enemigo justo pero poderoso; es creativo y original, vital y
fuerte, lo mismo da que sea un León tranquilo o uno de los inflamables,
pues existen las dos clases. Su indumentaria es despampanante, adecuada a
su colorida personalidad. Y pasamos por alto su arrogancia, su ego
insufrible a veces, sus ataques –más bien ridículos– de vanidad y
haraganería, porque el corazón, como su metal, es oro puro.
Rebosante de cordialidad y
generosidad, el León, alegre y afectuoso, salta alegremente por un campo
de amapolas cuando su Sol brilla alto en el cielo; en cuanto a los
dados que arroja confiadamente, sus números son el uno y el cuatro. Leo
luce orgullosamente un topacio que le dé suerte, después se le va la
mano, pero su dignidad y su gracia interiores son tan auténticas que
puede llevar con valor sus infortunios. Los cálidos rayos amarillos de
su jocunda esperanza se intensifican hasta el naranja a la hora del
crepúsculo, y en sus noches brilla un millar de estrellas.
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.PERSONALIDADES LEO FAMOSAS
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Gracie Allen, Lucille Ball,
Ethel Barrymore, Bernard Baruch, David Belasco,John Galsworthy, Alfred
Hitchcock, Aldous Huxley, Carl Jung, Jacqueline Kennedy, Princesa
Margarita Rosa, Napoleón Bonaparte, Walter Brennan, Robert Burns, Fidel
Castro, Julia Child , Arlene Dahl, Cecil B. de Mille, Eddie Fisher,
Benito Mussolini, Dorothy Parker, Robert Redford, Walter Scott, George
Bernard Shaw, Percy Bisshe Shelley, Robert Taylor, Mae West.
Robert Redford
EL HOMBRE LEO
>. Es decir que la verdadera disciplina tendrás que
imponerla tú. Es posible que los niños se resientan por su actitud
arrogante, pero a los padres Leo se les recuerda casi siempre con afecto
a lo largo de los años. Un último consejo: no prestes a los niños mas
atención que a él, porque terminaras encontrándote con un problemon
entre manos: un gigantesco ego magullado, casi imposible de curar.
Por lo general, Leo es una alhaja como esposa. Será raro que la encuentres descuidadamente envuelta en un albornoz, con los rulos puestos y la cara cubierta de crema, y no porque descuide sus tratamientos de belleza. La mujer típica de este signo se pasa horas frente al espejo y gasta una fortuna en cosméticos, pero lo que quiere que tú veas son los resultados, no la estrategia. En ocasiones, tendrás la sensación de que eres tú quien mantiene a toda la familia de su peluquero. <>
suele ser el lamento de mas de un hombre casado con una Leo, pero es que
realmente a muy pocas de ellas les gusta arreglarse solas el pelo. Con
un champú y un marcado se sienten mimadas, y ya sabes lo que es sentirse
mimado para Leo.
Como madre, derramará generosamente amor y afecto sobre sus hijos. Aunque no le resultará fácil ver los fallos de los niños, cuando los vea será estricta. Como no puede soportar que la ignoren, Si los niños no la respetan se encerrará, ofendida, en un regio silencio. Muchas madres Leo tienen una peculiar manera de malcriar a los niños sin dejar de imponer disciplina, por contradictorio que pueda parecer. Es capaz de jugar y retozar con los cachorros, de tener con ellos largas charlas de camarada, pero también les exigirá que se pongan en posición de firmes como soldados, les enseñará modales y les hará obedecer a los mayores. Al mismo tiempo, existe el peligro de que les dé demasiado dinero para sus gastos y de que no se resista a sus peticiones, aunque sean extravagantes. En cierto modo, es como si diera a su progenie el trato de miembros privilegiados de una familia real, amándolos sinceramente pero sin dejar de esperar que se comporten como es debido, especialmente en público. Estará orgullosísima de sus logros, y guarde el cielo al extraño que intente dañarlos o los juzgue injustamente. Pese a todo esto, no abrumara a los pequeños; ella es demasiado independiente para estar continuamente encima de ellos, y vivirá su propia vida, sin dejar de vigilar desde cierta distancia a los cachorros. Muchas madres Leo trabajan fuera de casa, pero es raro que los niños sufran de falta de atención. Cuando son mujeres de carrera, las nativas de este signo se las arreglan para equilibrar perfectamente la maternidad y el trabajo.
EL NIÑO LEO
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Lo notareis incluso en los más pequeñines: una especie de porte regio que produce la impresión de que el bebé fuera el monarca de todo lo que le rodea. La expresión <> debe haber sido acuñada para describir a
un pequeño Leo. Los cachorritos empezaran desde bien temprano a reinar
sobre todo el gallinero, y con muy poco esfuerzo darán vuelta y media a
papa, mamá y todo el resto de la familia. Es algo extrañísimo, pero un
Leoncito sentado en su trono –en su sillita alta, quiero decir–,
embadurnado de zumo de ciruelas y yema de huevo, y con urgente necesidad
de que le cambien los pañales, todavía se las arreglará para mantener
su dignidad intacta. Para un bebé Leo es natural que sus embobados
padres y amigos embelesados le rindan homenaje, mientras él acepta
graciosamente sus atenciones, presentes y tributos. Le resulta muy fácil
dejarse adorar. Observa la presunción satisfecha en su carita cuando
algún extraño se detiene a hacerle mohines.
De pequeños, a los varones Leo les gustará jugar a los soldados y disfrutarán de los juegos que representan un desafío y contienen un fuerte elemento de azar. La niñita Leo será toda una dama, aunque de gran voluntad; le gustarán los vestidos bonitos, que le digan que es guapa, y probablemente, también que le confíen responsabilidades en la casa. A veces, alguna niña Leo puede mostrar tendencia a juegos de varones, pero su vanidad hace que supere esa etapa. No esperes que estos niños acepten con gusto barrer o sacar la basura. Estas tareas serviles les sublevan, de modo que confíales obligaciones mas dignas e importantes, que les den sensación de autoridad. Los maestros pueden esperar cierta ayuda de los niños Leo.
Nunca es tarea fácil criar a un niño nacido en agosto. Habrá momentos en que sientas que jamás podrás domar a tu leoncillo enjaulado. Pero es posible lograrlo, si recuerdas que necesita una disciplina suave y constante, y que el amor y el afecto son las llaves mágicas para abrir su corazón de oro. No son los Leones que se sintieron adorados cuando niños los que se convierten en adultos desdichados, sino los cachorritos que crecieron en el descuido y la privación emocional. Recuerda que, aunque finja ser muy fiero, el temor secreto de Leo es no serlo lo bastante. Abrázale con fuerza todas las noches, y ámale con todo tu corazón.
Su jefe Leo ayudó al padre de Hester a conseguir otro trabajo, le pagó los gastos del hospital a la madre, y accedió generosamente a dar trabajo a su prima en el departamento de correspondencia. Además, ella está orgullosa de la reputación profesional de su jefe. El año pasado le concedieron dos premios; le está dictando a ella un libro sobre su vida; en Esquire apareció como uno de los hombres mejor vestidos; está enamoradísimo de su esposa, adora a sus hijos y ha conseguido elevar en forma astronómica los beneficios de la empresa, a pesar de los riesgos disparatados que ha corrido un par de veces.
EL HOMBRE LEO
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¡Es el amor....es el amor lo
que hace girar el mundo!
El poeta que escribió aquellos versos sobre una flor no pensaba ciertamente en
Leo. A este hombre podrás encontrarlo gozando de la ardiente luz del
Sol, y también pronunciando floridos discursos, pero nunca en la soledad
del desierto. Lo más probable será que esté en un escenario, o frente a
un círculo de amigos y familiares en adoración. Es posible que derroche
el dinero, pero no que derroche su fragancia en el aire. Leo siempre
tendrá público.
Pues ahí lo tienes, en
síntesis. El secreto para hacer caer en la trampa al León es así de
fácil: conviértete en su público. Totalmente diferente de los remisos
varones de Virgo y de Acuario, tu amiguito Leo sucumbirá felizmente a
las deliciosas agonías del amor, si tú sabes jugar bien tus cartas,
adorarle, halagarle y respetarle.
¿Es uno de los inflamables
varones de agosto? Cálate las gafas oscuras y sométete a su brillante
luz solar. ¿Es uno de los ejemplares tranquilos y silenciosos? Pues no
te dejes engañar por su suavidad. Si le acaricias a contrapelo, ya verás
como vuelan las chispas. Recuerda que no hace mas que representar el
papel de alma mansa, y que por debajo de sus modales corteses y de su
paciente impasibilidad arden las brasas de una orgullosa dignidad y de
una vanidad arrogante que en cualquier momento pueden convertirse en
llamas y quemar a la tonta mujercita que se crea capaz de manejarlo.
El León será un cortejante
galante y caballeresco, tiernamente protector y sentimentalmente
afectuoso. No necesitarás tenderle muchas trampas para inducirle a
románticas osadías. Se podría decir que Leo está dotado de un potencial
de pasión instantánea. Con tener la oportunidad y agregarle –bien
mezcladas– unas velas encendidas y una música suave, el amor florecerá
como una roja, rojísima rosa. Y en realidad, si no las tienes a mano,
hasta puedes prescindir de las velas y de la música y limitarte al
primero de los ingredientes. Lo mismo da. Si en su vida falta el amor,
el orgulloso León languidecerá, simplemente... aunque desde luego, de
manera muy dramática.
Para él es cuestión de
adoración o muerte, y puedes tomarlo bastante al pie de la letra. Los
hombres de este signo rara vez ahorran gastos en el proceso de su
galanteo; te llevará a los mejores restaurantes, te bañará en flores y
perfumes, orgullosamente escoltada por el irás al teatro, y atarás con
una cinta un puñado de cartas de amor fantásticas. Te diré la verdad:
para resistirte, tendrías que tener el corazón de piedra.
Es posible que a esta altura
estés pensando que te ha tocado la lotería. Piénsalo de nuevo, que un
romance leonino no está del todo libre de complicaciones. Podrías
aprender de los mimados favoritos de la realeza. Leo te invitará a su
refugio y te entibiarás junto al hogar de su gran corazón, pero la
guarida del León puede convertirse en una prisión, confortable y lujosa.
¿Es celoso? La respuesta es <>, y ya puedes hacer con ella un
gran letrero luminoso. Tú le perteneces, en cuerpo, alma y mente. Él te
dirá que tienes que ponerte, en que lado debes hacerte la raya del
pelo, que libros leer, que amigos son los que mas te convienen y cual es
la mejor forma de organizar tu día.
Querrá saber por que tardaste
dos horas en hacer las compras cuando dijiste que en una hora volverías,
con quien te encontraste por el camino, que hablasteis... y hasta es
probable que se enfurruñe si no le cuentas en que estás pensando, con
los ojos fijos en la ventana de la cocina, mientras le preparas los
huevos revueltos. Al fin y al cabo, bien podrías estar pensando en otro.
Jamás olvides la fuerza que puede alcanzar su temperamento impulsivo
cuando alguien le excita. Aguijonearle con un flirteo ocasional para
demostrarle que sigues siendo deseable es una absoluta locura. Él sabe
que tú eres deseable, y no necesita que se lo demuestren. Además, si se
te va la mano, Leo es capaz de dejar a tus inocentes amigos masculinos
aplastados contra el suelo... si es que no los manda al hospital.
En la aventura amorosa con un
León no todo son rosas y miel, y no me refiero únicamente a los gatazos
inflamables, sino también a los más tímidos. En cuanto a su naturaleza
básica, no son diferentes. Toda mujer que se enamore de un Leo debería
hacerse con un ejemplar de Ana y el rey de Siam y estudiárselo bien. El
monarca siamés era un Leo típico, y de la técnica de Ana podrás sacar
ideas valiosísimas. Primero, provocarlo, desafiante, para ganar su
interés: finalmente, la sumisión femenina, no sin haber puesto antes en
claro que no te dejarás devorar del todo. Realmente, esa novela es un
tesoro; tenla siempre debajo de la almohada.
Prepárate para equilibrar sus
magníficos entusiasmos con la calma del razonamiento, y para sosegarlo
cuando infle los problemas hasta llevarlos a dimensiones increíbles. Los
nativos del tipo apacible lo hacen sin mucho ruido, pero no hay ninguna
diferencia. No importa que ruja y se enfurezca porque los empleados no
le han obedecido, o que se refugie, taciturno, en el porche del fondo
porque los vecinos le han hecho un desaire: el resultado final es el
mismo. Leo necesita de tu estabilidad como contrapeso para su orgullo
irracional y, si tú no la tienes, vuestro amor puede convertirse en una
regia batalla sin pausa.
Pasaréis todo el tiempo en
rupturas y reconciliaciones, y a tal velocidad que vuestros amigos se
preguntaran asombrados donde esta el fuego. ¿Dónde? Pues ahí, dentro de
vuestra abrigada guarida leonina.
No trates de dedicarte a una
profesión, porque Leo no lo aceptará. Tu profesión es él. El León puede
acceder a que su compañera salga a conseguir algunas pieles cuando la
cuenta del banco se venga abajo, pero ella tendrá que dejar bien en
claro que el trabajo es lo último, después de él y del hogar. Los Leones
no toleran la competencia de machos ni de intereses i externos. Si
tienes el valor suficiente para aceptar estas condiciones, ve a
comprarte el ajuar, pero cuidado: que sea de última moda, porque él
querrá exhibirte en todos sus desfiles privados de verano y de invierno.
Si lo avergüenzas apareciendo en público con un porte algo menos que de
reina, echarás de menos su rostro familiar en la iglesia, mientras los
violines te reciban con la Marcha nupcial.
Cuando ya estéis casados,
emparejados y enamoradísimos, estudia tu activo. Tu marido Leo será tan
tierno y de buen corazón como el rey Arturo, siempre que tú dejes que
toda la familia gire en torno de el. Si cuenta con el respeto que él
exige, Leo te retribuirá con una generosidad sin límites. Es posible que
te repita una y otra vez lo bella que eres, que te asigne una suculenta
mensualidad y –maravilla de las maravillas, con su disposición al
romance– es probable que te sea fiel. Las posibilidades siempre son
mejores después de casados que cuando te las ves con un soltero, y te
diré por que. Generalmente, el León es demasiado haragán para andar a la
caza de caras bonitas, una vez que ha encontrado una leona capaz de
manejar bien su reino mientras él dormita placenteramente en una hamaca.
Jugará afectuosamente con los cachorros, protegerá de todo peligro a su
pareja y la hechizará con su ambición de llegar a un cargo de
impresionante superioridad en su carrera.
Con un marido Leo llevarás una
vida social muy activa, siempre y cuando le deje tiempo para su sueño
reparador. Pero algunas noches saldrá con sus amigos, y también es
posible que haya algunos problemas económicos, debido a súbitas
urgencias del azar, o a alguna inversión arriesgada que en opinión de tu
amado debía haber rendido muchísimo. Una vez conocí a un Leo que se
compró diez acciones de un pozo petrolero.
Aunque entre los miles de
accionistas, él fuera uno de los más insignificantes, no dejaba de ir un
par de veces por mes al lugar de la perforación, con aire de
importancia. Cuando alguien le preguntaba que quería, él contestaba que
había ido, simplemente, para ver como andaban las cosas en su pozo. Los
perforadores le trataban con gran respeto, pensando que era uno de los
miembros del Consejo de Administración.
Todo eso se puede soportar
porque tendrás compensaciones. ¿Cómo puede rezongar porque tú te hayas
comprado el carísimo sombrerito de visón, cuando él ha perdido el
importe de un abrigo de visón en una partidita con los amigos, o después
de haberse gastado tus ahorros en la subasta de dos partidas de envases
plegables de cartón de tamaños surtidos, cuando se le ocurrió que la
compañía se incorporará al sistema de ventas por correo? (Que después no
pudo usar porque resultó que estaban todas impresas con el anuncio de
<>, con la calavera y las tibias
cruzadas.) Aunque tengas que ponerle bajo llave, mantenle alejado de las
subastas, porque su necesidad de ser mejor postor que nadie, en
cualquier momento, es irresistible. También será él quien arrebate la
cuenta, en público, exclamando alegremente: <>, y te
deje sin dinero para la nevera nueva. Leo estaría en su elemento en
Texas o en Las Vegas, donde le reconocerían inmediatamente como uno de
los que vuelan alto (a no ser que la influencia lunar o la de su
ascendente le impongan frugalidad).
Hay una cosa en el León que
puede resultarte muy útil. Casi todos los de su signo tienen un don
maravilloso para arreglar cosas. Cualquier cosa, desde un picaporte roto
a uno de esos tercos grifos del baño, hasta un magnetófono o un
complicado aparato estéreo de alta fidelidad. Si es un Leo típico, no
podrá resistirse a meter mano para hacer funcionar algo que está
estropeado. Si no obtiene resultado, con espléndida furia leonina
propinará un sonoro puntapié a ese armatoste atrevido, y de pronto el
picaporte abrirá, el agua correrá como un torrente, el magnetófono
empezará a hablar y el estéreo a tocar música.
Parece como si Leo tuviera
alguna virtud mecánica. Muchos de ellos son capaces de desarmar motores y
volverlos a armar, sin apenas ensuciarse las manos. Leo no es tipo que
deje pasar meses sin ajustar los tornillos de una bisagra o sin asegurar
las chinchetas de la moqueta. Es sorprendente la cantidad de Leones que
son capaces de hacerse sus propios muebles, y que agregan una
habitación a la casa sin ayuda de un profesional. Es posible que quiera
tener su propio taller en el sótano. No te quejes si hay un poco de
aserrín en el suelo, que eso le mantiene contento... y en casa por las
noches.
El León es la vida de muchas
fiestas, pero no es ningún bufón. Para llamar la atención, puede ponerse
la máscara del comediante, pero por lo general su auditorio comprende
que es 1o mejor seguir respetándole aunque durante un momento pueda
estar juguetón. Pese a las apariencias, no hay nada de campechano en la
naturaleza íntima de Leo; es mucho más resuelto y tenaz de lo que
parece. Sabe lo que quiere, y generalmente lo consigue. Y también es
bueno para conservarlo.
Si esperas que te sea fiel
durante el noviazgo, asegúrate de darle una buena ración de romanticismo
y afecto, porque si no, su enorme necesidad de amor y admiración le
llevará a recorrer toda la jungla para buscarlos. Si vuestra relación es
auténtica y profunda, es probable que Leo no te mienta, pero los ojos
se le desviarán un poco. A menos que se los vendes, no es mucho lo que
puedes hacer al respecto. Leo aprecia la belleza, de modo que si tú eres
de las que se sienten celosas ante una mirada admirativa dirigida a
otra mujer, más vale que trates de ser más tolerante. Un hombre Leo a
quien su amada le deje porque le gusta flirtear se sentirá realmente
herido y sin entender nada. En esas circunstancias es muy capaz de
simular cualquier cosa, desde un ataque cardíaco hasta una nota de
despedida manchada de lágrimas, para conseguir que tú te compadezcas y
vuelvas corriendo a sus fuertes brazos cariñosos...y se mostrará tan
convincente que te sentirás un monstruo de crueldad. A menos que a ti
también te gusten las escenas dramáticas y emocionales, es mucho menos
complicado comprenderle desde el principio. De todas maneras, lo más
probable es que, si le sabes tratar, sus travesuras sean inocentes e
inofensivas. Como no tienen una sensibilidad especial para los
sentimientos ajenos, a pesar de su bondad básica, la mayoría de los
hombres de Leo están tan inmersos en si mismos que pueden ser de una
franqueza y de una falta de tacto brutales, pero con su sonrisa
deslumbrante despejan inmediatamente la atmósfera. En todo su cuerpo
fuerte y grácil, el afectuoso León no tiene ni un huesecillo de maldad.
Es posible que despida tremendas nubes de vapor, pero la maldad no entra
en su estructura y no es capaz de actuar con auténtica crueldad (a
menos que tenga una influencia negativa en su carta natal). Le gustan
los deportes, pero a medida que pase el tiempo preferirá ser espectador,
desde su cómodo trono tapizado, mientras tú le atiendes.
No siempre, pero con
frecuencia, hay un giro raro en los varones Leo. A diferencia de
Capricornio, que busca en una alianza un ascenso social, a veces el León
tiende a casarse con una mujer por debajo de su condición. Aunque este
igualmente deseoso de status social, no puede resistirse al deseo de
adquirir un
súbdito de quien pueda sentirse
superior. A veces se equivoca en la elección, y la tímida violeta que
le adoraba sentada a sus pies le toma por sorpresa y consigue hacerle
una jugarreta que le sirve para arrancarle el cetro. Cuando así sucede,
el León destronado es un infeliz marido que lleva estampada la expresión
trágica de un monarca en el exilio.
.
Es triste, pero cierto: es raro
que Leo tenga una familia numerosa. Muchos de ellos no tienen hijos,
viven separados de ellos o tienen un hijo único. Es una pena, porque son
una maravilla de padres, cálidos, a veces un poco demasiado tolerantes,
entre uno y otro discurso sobre la seriedad en el comportamiento. Es
posible que sus hijos se irriten ante sus exigencias y se harten de sus
largas conferencias, pero ya aprenderán a someterle con halagos. Aunque
él insista en que le respeten, y lo consiga, ya sabrán ellos sacarle
cualquier cosa con un oportuno: <
¿Cómo puedes evaluar al
enigmático varón Leo? ¿Es bondadoso o agresivo, generoso o cruelmente
egoísta? ¿Es realmente un tipo sociable a quien le agrada la gente? Su
reputación de superioridad, ¿ha sido ganada con falsos méritos o tal
vez, como el verdadero León, es digno de que le llamen rey? Es obvio
que, al menos si se le mide con su propia vara por lo menos, se merece
ser el amo y señor de su vida amorosa y de su carrera. Hay que admitir
que en los dos campos obtiene por lo general grandes éxitos.
Si Leo es un rey auténtico o
apenas un pretendiente al trono es cosa que no podemos saber. Pero con
respecto a tu propio León, hay algunas cosas que si sabes. Tiene
apetitos insaciables, y es tan orgulloso como un pavo real. Exhibe una
enorme necesidad de mandar y de ser amado por aquellos a quienes manda.
Recuerda que Leo teme secretamente el fracaso y el ridículo. Es una
constante tortura interna, y la verdadera fuente de su vanidad y de su
dignidad exagerada. Sin embargo, cuando una gran causa ha conmovido su
nobleza, el León no conoce el miedo. Solo entonces aprende, él mismo,
que la magnifica fuerza y el valor que ha fingido poseer, en realidad,
han estado presentes en el durante todo el tiempo.
Es posible que Leo te saque de
tus casillas con sus extravagancias durante el noviazgo, pero no es de
ningún modo mal compañero Si piensas en una relación duradera. Si no
tienes inconveniente en postergar tu ego y en construir tu vida en torno
a la de él, una vez que lo hayas domado contarás con la adoración de
este hombre y jamás volverás a sentirte sola. Piensa, además, que te
arreglará todos los grifos del baño.
LA MUJER LEO
.
.
Es un honor verme, y un
favor oírme:
Es un gran privilegio cenar y
tomar el té con la Reina Roja, con la Reina Blanca y conmigo.
Es probable que la mujer Leo
tenga una cosa que a ti no te gustará. Un álbum de recortes, con
fotografías y recuerdos de todos sus antiguos novios. De nada sirve
intentar que lo queme: la Leona es una sentimental incorregible.
En los bailes no se pierde
pieza. Lo más probable es que sea ridículamente popular, y que tengas
muchísima competencia cuando pretendas convencerla de que adopte tu
apellido para el resto de su vida. Llevarás cierta ventaja si eres conde
o marqués de algo; cualquier cosa que suene a realeza, a nobleza o a
importante. En realidad, no me puedo imaginar que una mujer Leo se case
con alguien de apellido Pérez o García. Aunque es posible. Todo es
posible. Pero lo más probable será que firme Pérez de la Guía. Es casi
seguro que ella será el líder social de su grupo y que imperará sobre
las mujeres de menor categoría como una reina, pero con una gracia tan
fascinante y con tan hermosa sonrisa que, en realidad, a nadie le
importará. Es posible que otras mujeres acepten que ella nació para ser
reina, para imponer modas, estilos y costumbres. De todas maneras, no
les servirá de mucho el intento de usurpar su autoridad.
Parecería que la naturaleza se
mostró prejuiciada al dotar a la mujer Leo de vivacidad, astucia,
gracia, belleza y simple sex appeal para tres por lo menos... y un poco
mas. Si eres víctima de un complejo de inferioridad, mas vale que
centres tu atención en algún pájaro de plumas menos brillantes. No
esperes domesticarla hasta convertirla en una tímida doncella pendiente
de la última de tus palabras. El hombre que espera que una mujer Leo
viva en adoración a sus pies vive en el paraíso de los tontos.
Considérate afortunado si ella te acepta como a un igual, te respeta,
está dispuesta a ser tu pareja y se deja poseer afectivamente. Ten en
cuenta que el mero hecho de dejarse amar por ti es prácticamente como si
te hubiera armado caballero. En serio, podría haberte ido mucho peor.
Una Leona es mucha mujer, una especie de artículo suntuario, que no se
encuentra en la sección de oportunidades.
Es conveniente no olvidar que
la mujer Leo puede montar una escena tormentosa y también mostrarse tan
dulce e inofensiva como un bote de jalea. Es posible que tenga voz suave
y susurrante, fascinantes modales y unos ojos enormes y dulces que se
iluminan con deliciosas chispas cuando mira entre las pestañas. Una
mujer Leo puede parecer tan tersa y serena como un lago fresco y
placido. Cuidado: no es más que un papel que representa porque los
críticos lo aprueban. Pero si le quitas el papel estelar en tu
producción amorosa, para relegarla al lugar de doble o de figura de
segundo plano, ya verás lo tímida y lo sumisa que no es. Claro que la
mayor parte de las mujeres Leo a quienes rindas tu homenaje dejarán bien
en claro que son demasiado dignas y orgullosas para aceptar necedades.
Seria muy triste que dieras el tropezón en complicarte la vida con el
otro tipo de Leona, la que esconde las garras pero por si acaso, se las
afila todos los días.
Para cortejar a esta chica,
asegúrate siempre de que se traten de regalos caros y de excelente
gusto, y que vayas correctamente vestido cuando se los ofrezcas. Además,
tendrás que practicar diferentes formas de lisonjearla. Muéstrate
original y creativo, por favor, que frases del estilo de <> o <> pueden hacer que te veas inmediatamente arrojado de
palacio, entre los labriegos.
.
Las expresiones vulgares y
malsonantes la dejan como un témpano. Acuérdate de que estás cortejando a
la realeza. Homenajes y halagos son para ella una razón de existir,
pero ten presente que la mujer Leo admira tu masculinidad y no pretende
convertirte en un alfeñique. Una mujer de este signo no podría amarte Si
no fueras fuerte, pero tampoco permitirá que la insultes con una
actitud de condescendencia. En su forma de verlas cosas, decididamente,
ella no es el sexo débil. Son muchas las mujeres Leo de constitución
atlética y a quienes les encanta el deporte, pero será mas prudente de
tu parte que la lleves al teatro y no al partido. El escenario y las
candilejas son infalibles para magnetizarla y transfigurarla.
(Mejor que saques plateas,
olvídate de los palcos.) Elige una obra en la que la heroína se comporte
como tú quisieras ver que ella se conduce esa noche, y tienes buenas
probabilidades de que, inconscientemente, repita el papel hasta el
último detalle. Terminados los festejos, no la lleves a un bar a cenar
hamburguesas, en la esperanza de que se siente en un taburete a comer
patatas fritas, llevada de su amor por ti. Mas vale que la invites con
menos frecuencia, pero a lugares de categoría. No es que sólo le
interesen los hombres de dinero; por lo general es generosa, no tiene
inconveniente, de vez en cuando, en compartir los gastos, y es probable
que te cubra de tantos regalos como tú le hagas a ella. Simplemente, se
siente incómoda en un ambiente mezquino. Aunque sea la mujer mas pobre
del mundo, la nativa de Leo se las arreglará para ahorrar las moneditas
necesarias para comprar cortinas para las ventanas, anillos para los
dedos y ajorcas para los tobillos. Es posible que alguna vez se de una
vuelta por los suburbios, pero por curiosidad, como espectadora,
manteniéndose a distancia de la multitud. La pobreza la deprime y la
hace sentirse físicamente mal. Si vistes con desaliño y le ofreces como
vivienda una choza, no te hagas ilusiones.
Hay un cuento de una dama
francesa que, en los jardines de Versalles, preguntó a su amante si la
gente del pueblo conocía esa exquisita emoción que era el amor. Cuando
le aseguraron que sí, exclamó con ofendida sorpresa: <<¡Pero si es
demasiado bueno para ellos!>>. Probablemente era una Leo.
No culpes a la Leona si de vez
en cuando es arrogante y vanidosa. Por naturaleza, se siente por encima
de las masas, y es raro que la gente se resienta, porque cuando se
siente amada y respetada, Leo puede ser la más buena y generosa de las
mujeres, capaz de mostrar auténtico afecto por los niños, los desvalidos
y los desamparados. En realidad, no tienes por que esperar que se baje
de un trono que por derecho de nacimiento le pertenece. Si es una típica
hija del Sol, será graciosa y deslumbrante y serán muchos los que
reconocerán alegremente en ella a un ser extraordinario. Y en verdad lo
es. Es inteligente, ingeniosa, fuerte y capaz, sin dejar de ser al mismo
tiempo deliciosamente femenina. Nadie que esté en sus cabales podría
considerarla vulgar.
Si tu dama es Leo, sabiendo
halagarla llegarás donde quieras; ya sabes que esa es su debilidad
secreta. Y te diré otro secreto, si es que piensas casarte con ella:
terminará por cansarse de su jaula dorada y querrá vagabundear por la
selva para ver que es lo que hacen todos los demás felinos. Estar
confinada bajo un techo y cuatro paredes puede quitarle rápidamente el
brillo.
Déjala que disfrute a su
manera. Se te marchitará en la rama si se ve obligada a no ser más que
una ama de casa, a menos que tengas el dinero suficiente para que ella
pueda recibir continuamente a sus amigos y derrochar en la decoración de
su hogar.
Por lo general, Leo es una alhaja como esposa. Será raro que la encuentres descuidadamente envuelta en un albornoz, con los rulos puestos y la cara cubierta de crema, y no porque descuide sus tratamientos de belleza. La mujer típica de este signo se pasa horas frente al espejo y gasta una fortuna en cosméticos, pero lo que quiere que tú veas son los resultados, no la estrategia. En ocasiones, tendrás la sensación de que eres tú quien mantiene a toda la familia de su peluquero. <
A menos que tenga ascendente en
Cáncer, Virgo o Capricornio, es posible que tengas que vigilar sus
créditos. Es fácil que a Leo se le vaya la mano cuando se trata de
renovar el plumaje o de comprar artículos para el hogar o regalos para
los amigos. Su guardarropa puede ser muy abundante, y aunque su aspecto
sea brillante con vestidos de noche, relucientes de lentejuelas y
piedras de fantasía, o con elegantes túnicas escotadas, es probable que
si es una chica típica de su signo prefiera la vestimenta informal y
deportiva. Le gustan las telas suntuosas y el corte perfecto, pero no
necesariamente los volados y encajes. Entre sus favoritos están las
sedas naturales, los buenos tejidos italianos y los tweeds ingleses,
importados. Por lo general tiene un gusto excelente, aunque un poco
caro. A veces te encontrarás con una Leo que se pasa de la raya y cuya
intuición del estilo se pierde entre ropas llamativas y chillonas, pero
es una excepción a la norma del gusto tradicionalmente exquisito de las
mujeres Leo para la moda.
Cuando invites al jefe a cenar a
tu casa comprobarás que es una estupenda anfitriona, y quedarás como un
genio ante él, por haber sabido conquistarla. También es probable que
deje fascinada a la mujer de tu jefe, porque las chicas leoninas saben
ganarse igualmente a hombres y mujeres, con su sonrisa amistosa y su
personalidad abierta. Cualquiera que acierte a estar cerca de ella
recibirá el calor de su sol; Leo rara vez hace sombra.
Como madre, derramará generosamente amor y afecto sobre sus hijos. Aunque no le resultará fácil ver los fallos de los niños, cuando los vea será estricta. Como no puede soportar que la ignoren, Si los niños no la respetan se encerrará, ofendida, en un regio silencio. Muchas madres Leo tienen una peculiar manera de malcriar a los niños sin dejar de imponer disciplina, por contradictorio que pueda parecer. Es capaz de jugar y retozar con los cachorros, de tener con ellos largas charlas de camarada, pero también les exigirá que se pongan en posición de firmes como soldados, les enseñará modales y les hará obedecer a los mayores. Al mismo tiempo, existe el peligro de que les dé demasiado dinero para sus gastos y de que no se resista a sus peticiones, aunque sean extravagantes. En cierto modo, es como si diera a su progenie el trato de miembros privilegiados de una familia real, amándolos sinceramente pero sin dejar de esperar que se comporten como es debido, especialmente en público. Estará orgullosísima de sus logros, y guarde el cielo al extraño que intente dañarlos o los juzgue injustamente. Pese a todo esto, no abrumara a los pequeños; ella es demasiado independiente para estar continuamente encima de ellos, y vivirá su propia vida, sin dejar de vigilar desde cierta distancia a los cachorros. Muchas madres Leo trabajan fuera de casa, pero es raro que los niños sufran de falta de atención. Cuando son mujeres de carrera, las nativas de este signo se las arreglan para equilibrar perfectamente la maternidad y el trabajo.
En ocasiones puede perder su
dignidad y calma para convertirse en una gata juguetona, capaz de
retozar y hasta de hacer alardes de bufonería. Puede rugir de risa, con
alegría animal, pero pasado el momento retornarán la voz satinada y la
regia prestancia. No hay quien pueda devolver una observación
impertinente o una pregunta grosera con el frío desprecio de las mujeres
Leo, a quienes disgusta toda familiaridad con extraños. Aunque puedan
mostrar su humor y manifestarse sorprendentemente informales en la
intimidad, de los extraños esperan siempre que mantengan su lugar.
En cuanto a la fidelidad, la
mujer Leo puede hacerte pensar en un viejo brindis ingles: <>. ¿Hace falta decir más? No sientas celos ante su
don de convertirse en el centro de la atención en un salón lleno de
hombres admirativos. Las cabezas siempre giran al contemplar el paso
grácil de la Leona, y ella considera ese homenaje de los hombres como la
cosa más natural. Es posible que incluso busque sus atenciones y se
complazca en algún leve e inocente flirteo, porque su profunda necesidad
de adulación y de aplauso encubre un extraño temor de no ser lo
bastante femenina, y tiene que asegurarse constantemente de que la
consideran deseable. Eso no significa que no siga enamorada de ti,
aunque le dedique una sonrisa a tu mejor amigo y le diga que su nueva
chaqueta deportiva es una maravilla. En cambio, no pruebes tú a decirle a
la mejor amiga de ella que te encanta la nueva falda que lleva. Eso es
muy distinto. Si oye que te diriges a tu secretaria de manera más
cordial e íntima que <>, es posible que tu
gatita deje de ronronear y te produzca un rasguño.
Ya se que no es justo. Pero si
quieres ser el orgulloso poseedor de ese suntuoso y elegante plumaje,
tendrás que hacer algunas concesiones. Después de todo, ser dueño de un
pavo real no tiene nada que ver con poseer un cuclillo o una paloma
arrulladora. Halágala en su vanidad. Es probable que ella sea importante
por derecho propio, porque son pocas las mujeres Leo que pueden
resistirse a competir con los hombres en cuestiones de prestigio, cuando
no de dinero. Tu Leona puede ser cualquier cosa, desde actriz a
cirujano.
Una de mis mejores amigas –y
una de mis favoritas de este signo– es una conocida psiquiatra
neoyorquina. Admito que es una profesión que le permite dar sermones y
consejos (el pasatiempo favorito de Leo), pero lo hace con una sonrisa
tan cálida, con tal brillo en los ojos y una simpatía tan profunda, que
sus pacientes se sienten mejor por el solo hecho de estar en la misma
habitación que ella. Su marido le brinda todo el respeto y la adoración
que ella considera su regio derecho, pero también él tiene una profesión
que lo pone a su altura: es un gran escritor y poeta, talentos que
siempre impresionan el sentimentalismo de Leo. En escena, comparten
igualmente el cartel ante las candilejas, pero entre bambalinas, el
hombre y el que manda es él. La fórmula es perfecta para domesticar a la
Leona. Y esa es la clave para una relación sin problemas con Leo.
No dejes que ella ahogue tu
personalidad pero no intentes tampoco pasar por encima de ella. Pon una
estrella grande y brillante en la puerta de su camerino, y tonifica tu
propio yo.
Bien sabes lo que vales, ¿no?
por haberte ganado la mano de la orgullosa Leona. Entre nosotros, ¿cómo
lo conseguiste?
.
EL NIÑO LEO
.
Tweedledum y Tweedledee se
enfrentaron en un torneo,
porque Tweedledum dijo que
Tweedledee le había estropeado su sonajero.
¿Te acuerdas de aquel juego que
solías jugar de niño, que se llamaba <>?
¿Recuerdas a aquel pequeño que se enfurruñaba cada vez que no conseguía
ser el líder? Si era el mismo chico que te prestaba dinero para comprar
golosinas cuando tú ya te habías gastado el tuyo, entonces es seguro que
había un Leo en tu pandilla de barrio.
El típico cachorro de León es
alegre, risueño y juguetón cuando se sale con la suya. Cuando no, no se
sabe de donde aparecen nubes de tormenta, acompañadas de un rugir de
truenos o de un ofendido y caviloso retraimiento. Aunque parezca que se
concede demasiada importancia, no hay que poner continuamente en su
lugar a un niño Leo. Si se reprime su entusiasmo y su alta opinión de si
mismo se corre el riesgo de dejarle profundas cicatrices que durante
años oscurecerán el brillo de su Sol. Los chiquillos y las niñas de este
signo tienen la costumbre de ser mandones con los demás niños, cosa que
a menudo molesta a las madres de otros niños mas inhibidos; pero es
necesario imponerles suavemente las restricciones necesarias, sin
reñirles jamás con aspereza en presencia de sus compañeros de juego. El
gran orgullo de Leo reacciona con violencia ante un ataque a su vanidad,
y muy especialmente si se produce en público.
Es bueno estimular la natural
capacidad de liderazgo de los niños Leo, pero es menester enseñarles que
cada uno debe tener su turno, y que eso es lo justo, aunque ellos sean
mas fuertes que los demás.
El sentido leonino de la
justicia hará, por lo general, que los niños entiendan lo que se intenta
explicarles. Leo no es agresivo por maldad; simplemente, tiene una
tendencia innata a encabezar el desfile. Son niños con gran necesidad de
exhibirse, y si cuando son pequeños no se controla esta necesidad, es
muy difícil dominarla después. El pequeño León es el que orgullosamente
se pone cabeza abajo en el patio de la escuela o camina por lo alto de
una cerca para fascinar a las chicas. Los padres prudentes empiezan
desde muy pronto a hacer que el niño Leo se de cuenta de que, en
realidad, ese tipo de exhibicionismo no tiene dignidad alguna. Este
sistema da resultados, normalmente, de manera casi mágica, ya que los
niños regidos por el Sol tienen un innato sentido de la dignidad.
Lo notareis incluso en los más pequeñines: una especie de porte regio que produce la impresión de que el bebé fuera el monarca de todo lo que le rodea. La expresión <
Tu hijo Leo será más inquieto
que la mayoría de los niños, correrá más riesgos y será mas activo.
También tendrá sus ataques periódicos de leonina haraganería, durante
los cuales estará tirado por la casa demasiado cansado para mover un
dedo, como no sea para ordenarte que le atiendas. Déjalo solo y hazle
entender que nadie es su sirviente. Si quiere algo, puede buscárselo él
solo, cuando recupere sus energías. Si no actúas así malcriarás al
pequeño Leo y harás de él un pequeño tirano. Claro que de vez en cuando
no le hará mal que le alcances un libro, le sirvas un vaso de leche con
cacao o le hagas amistosamente cualquier pequeño favor. Pero con esta
mínima sumisión a los caprichos del León es bastante, a menos que tengas
la intención de convertirte en camarera o escudero de su principesca
persona. Si se les enseña a respetar los derechos de los demás de la
misma manera que se respetan los suyos, los niños Leo pueden ser
encantadores para convivir con ellos. Son juguetones y afectuosos como
esos adorables cachorritos que se ven en el zoo y, como ellos, necesitan
una disciplina estricta y cariñosa. Los domadores de leones saben usar
tanto el látigo como la caricia. Cualquiera de los dos, por si solo,
seria ineficaz y peligroso.
Hay dos tipos de niños (y
niñas) Leo. El primer tipo lo forman los extrovertidos, alegres,
divertidos, bien dispuestos, cálidos y generosos, aunque a veces un poco
agresivos. Los otros Leones un poco vergonzosos exteriormente pueden
haber sufrido un grave golpe en su vanidad, ya sea porque los padres son
demasiado dominantes o porque prestan excesiva atención a sus hermanos y
hermanas. Secretamente, son niños que necesitan poder y aplauso, tanto
como los demás. El peligro de tales situaciones, si se prolongan, es que
el niño Leo llegue a obtener la atención que necesita mas tarde en su
vida, forzando situaciones en mal momento y con la gente mas inadecuada,
o bien que se retraiga en una dolorosa timidez y una frustración
destructiva. La antinatural frustración de su ego durante largos
periodos puede resultarles muy enfermiza.
.
.
De pequeños, a los varones Leo les gustará jugar a los soldados y disfrutarán de los juegos que representan un desafío y contienen un fuerte elemento de azar. La niñita Leo será toda una dama, aunque de gran voluntad; le gustarán los vestidos bonitos, que le digan que es guapa, y probablemente, también que le confíen responsabilidades en la casa. A veces, alguna niña Leo puede mostrar tendencia a juegos de varones, pero su vanidad hace que supere esa etapa. No esperes que estos niños acepten con gusto barrer o sacar la basura. Estas tareas serviles les sublevan, de modo que confíales obligaciones mas dignas e importantes, que les den sensación de autoridad. Los maestros pueden esperar cierta ayuda de los niños Leo.
Les encanta explicar cosas a
los demás, y nada les gusta mas que sustituir al maestro cuando éste
tiene que salir del aula: así ocupan el centro de la escena.
Normalmente, el niño Leo que queda a cargo de su clase se ocupará
alegremente de la disciplina, pero alguna vez su espíritu juguetón
pasará a primer plano, y es posible que al regresar, el maestro
encuentre que la clase se ha convertido en un circo de tres pistas. Son
niños que pueden aprender muy deprisa, cuando quieren. Son inteligentes,
y con frecuencia muy gratificantes para el maestro que tiene paciencia
con ellos, pero tienen tendencia a mostrarse un poco ociosos en el
aprendizaje. Prefieren confiar en su personalidad alegre y congraciarse
con su encanto.
Son capaces de deslumbrar a los
maestros con sus sonrisas soleadas y sus zalamerías, y no es raro que
los cachorros de León obtengan mejores notas que las que se merecen. Es
posible que haya que obligarles a formarse buenos hábitos de estudio,
aunque, pensándolo bien, con estos niños lo de obligar es una perdida de
tiempo. La manera más fácil de conseguir que un estudiante Leo obtenga
buenas notas es apelar a su vanidad, hacer que quiera ser superior a los
otros. Generalmente, es el recurso más eficaz. Cuando se porte bien,
dale palmadas en el hombro para asegurárselo, pero no te límites a una
sola palmadita.
Por más homenajes que se le
rindan, Leo siempre está ávido de mas. Estos chicos necesitarán,
probablemente, más dinero para sus gastos que otros niños más austeros.
Es posible que tu hijo Leo regale las monedas que le sobren, pero no
saldrá perdiendo tampoco. Es una buena idea enseñarle la regla que
aprendían los hijos de Rockefeller en cuestión de finanzas: <>. Lo último,
especialmente.
A medida que crezcan, los
jóvenes regidos por el Sol se darán cuenta de la existencia del sexo
opuesto mucho antes que los nacidos bajo otros signos solares. Prepárate
para una adolescencia turbulenta, porque tu hijo Leo tendrá cien
altibajos emocionales por día. Tanto sus amistades como sus romances
serán tremendamente dramáticos, plenos de momentos de éxtasis y de
corazones destrozados. A todos los chicos de este signo les encantan las
fiestas. Dale la suficiente libertad, porque si no, él se la tomará.
Imponiéndole órdenes rígidas destruirás su orgullo y su dignidad. Si
estimulas su valor y halagas el yo de un joven Leo, diciéndole con
sinceridad que le consideras capaz de serlo, te mostrará orgullosamente
lo fuerte que es.
Nunca es tarea fácil criar a un niño nacido en agosto. Habrá momentos en que sientas que jamás podrás domar a tu leoncillo enjaulado. Pero es posible lograrlo, si recuerdas que necesita una disciplina suave y constante, y que el amor y el afecto son las llaves mágicas para abrir su corazón de oro. No son los Leones que se sintieron adorados cuando niños los que se convierten en adultos desdichados, sino los cachorritos que crecieron en el descuido y la privación emocional. Recuerda que, aunque finja ser muy fiero, el temor secreto de Leo es no serlo lo bastante. Abrázale con fuerza todas las noches, y ámale con todo tu corazón.
EL JEFE LEO
.
.
...Ahora no me interrumpas,
que voy a decirte todos tus defectos...
Al principio le intrigó
muchísimo, pero después de observar un par de minutos
se dio cuenta de que era una
sonrisa.
¿Así que tienes un jefe Leo y
ya hace más de un año que trabajas con él? ¿De veras? Pues debes de ser
muy buen oyente.
Probablemente, tu jefe Leo
tendrá la sensación de que los impuestos, las disposiciones
gubernamentales y las normas sindicales son todos fruto de una
conspiración personal en contra de él, pero que él podría deshacerse
fácilmente de todo eso. La mayoría de los Leones son excelentes
organizadores, y absolutamente geniales cuando se trata de delegar
autoridad. Su manera de resolver estas situaciones enojosas consiste en
dirigirse a ti y dictarte, con grandes floreos, algunas frases sonoras
sobre el problema en general, para después, con un regio gesto de la
mano y una sonrisa radiante, decirte vagamente que te bases en eso.
Además, es probable que añada
que le gustaría tener lo antes posible sobre su escritorio el informe
terminado << No corre mucha prisa, pero lo necesito para mañana
antes de mediodía>> te dirá. A Leo no le gustan los detalles.
Prefiere pintar el cuadro en grandes pinceladas, y dejar que de las
minucias, tales como cifras y estadísticas, te ocupes tú.
El ejemplo clásico de jefe Leo
es uno que yo conozco, que llamo a su secretaria para dictarle la
respuesta que había preparado para un cliente muy importante, << Decidió ya lo que quiere
decirle?>> preguntó inocentemente la chica, con su cuaderno de
taquigrafía abierto y el lápiz bien afilado,<<>. Tras
impartirle tan luminosas instrucciones, se fue alegremente a agasajar a
un grupo de personas en un restaurante de categoría, siguió con un
partidito de golf y volvió a la oficina alrededor de las cinco de la
tarde, preguntando si la carta estaba lista. Lo estaba. (La secretaria
era Virgo.) Después de leerla con solemne aprobación, Leo tomó el
teléfono y le comentó la carta a un colega. A través de la puerta del
despacho, sus palabras llegaron a oídos de la sufrida secretaria.
<<¿Que te parece? –decía su jefe al interlocutor–. Creo que he
hecho un excelente resumen de la situación y he dejado bien en claro
cual es nuestra posición, ¿no crees? Claro que yo siempre he tenido
facilidad de expresión. Mi mujer siempre me dice que yo tenía que haber
sido escritor>>, concluía modestamente.
Tal vez éste sea un caso
extremo, pero si tienes un jefe Leo típico, encontrarás siempre en el
aire ecos de actitudes similares. Si le ofreces ideas originales, estará
encantado contigo. A los ejecutivos de agosto les encantan los
empleados que hacen aportaciones creativas a la empresa. Pero prepárate
para verle sonreír como el gato de Cheshire al día siguiente, mientras
organiza el plan que tu le dijiste la noche anterior, encabezándolo con
este increíble comentario: <>. Y cree sinceramente que a él se
le ocurrió primero. En serio. Claro que tú acicateaste su imaginación, y
por eso te considera tan valioso. Pero la idea fue de él, no lo
olvides.
De vez en cuando, tu jefe Leo
puede parecerte un tanto desagradecido. Es probable que arroje sobre tu
escritorio una enorme pila de cartas, porque a él le aburre leerlas, o
le fastidia. Y a la mañana siguiente, cuando tú estés con los ojos
hinchados por haberte quedado hasta medianoche para terminar con aquel
trabajo extra, sacudirá con aire de desaprobación la leonina melena y,
mascullando una crítica sobre el desorden de tu escritorio, se meterá en
su suntuosa guarida. Porque, eso si, es casi seguro que su despacho
privado estará puesto por todo lo alto: con luz indirecta, música,
flores, sofá con almohadones de plumas y escritorio de madera de guindo.
Aun cuando su presupuesto sea reducido, será raro que encuentres a Leo
rodeado de un mobiliario hecho de cajones de fruta mirando por una
ventana sin cortinas. Cubrirá, además, las paredes con excelentes
reproducciones de obras famosas, o con fotos en las que el mismo aparece
en compañía de importantes personalidades. Cualquier diploma o
certificado que tenga, pulcramente enmarcado, estará colgado en un lugar
bien visible.
Otro jefe Leo que conozco tenía
una empleada que trabajo horas extras todas las noches, y todo el día
los sábados y los domingos, durante los tres meses que dedicaron a una
promoción especial. También colaboró moviendo pesados archivadores,
empaquetando enormes cajas de mercancías y cambiando cada dos días las
botellas de agua de la nevera. Además, se dejó un hueco para hacer las
compras de Navidad a su jefe y limpiarle el escritorio una vez por
semana. Una hermosa mañana de sol lo oyó cantar sus alabanzas de ella al
presidente de la empresa.
¿Piensas que Hester se despidió
sin más trámites? Pues yo diría que no. ¿Por que iba a molestarse por
semejante tontería? Hester es una chica despierta, y sabe que los
esfuerzos de cualquiera parecen insuficientes si se los compara con la
fabulosa vitalidad de su jefe (entre una y otra siestecita de las que se
echa todos los días en el diván tapizado en terciopelo de su despacho
privado). ¿Por que renunciar a un jefe que nunca deja de admirar su
vestido nuevo? No es fácil presentarle la renuncia a un hombre que para
su cumpleaños le regaló un brazalete de topacios, un juego de cristal de
Waterford para su ajuar, y que entendió tan bien que el color de su
máquina de escribir la pusiera nerviosa. Si él mismo se la pintó de
amarillo brillante, aunque claro que tuvo poco cuidado y dejó caer un
poco de pintura sobre las teclas. Hester se pasó semanas con los dedos
pintados de amarillo, pero no le importaba porque era una delicia
lavarse las manos diez veces al día con el jabón perfumado que hace
poner el jefe en los lavabos.
Su jefe Leo ayudó al padre de Hester a conseguir otro trabajo, le pagó los gastos del hospital a la madre, y accedió generosamente a dar trabajo a su prima en el departamento de correspondencia. Además, ella está orgullosa de la reputación profesional de su jefe. El año pasado le concedieron dos premios; le está dictando a ella un libro sobre su vida; en Esquire apareció como uno de los hombres mejor vestidos; está enamoradísimo de su esposa, adora a sus hijos y ha conseguido elevar en forma astronómica los beneficios de la empresa, a pesar de los riesgos disparatados que ha corrido un par de veces.
Es raro que se fije si ella se
demora un poco más a la hora de almorzar. La semana pasada, le consiguió
un apartamento mas grande y de alquiler mas bajo, sin contar con que
riñó al novio de Hester porque no la trataba bien. ¿Despedirse? ¿Cómo se
le podía ocurrir despedirse?
Si tú, lector, eres un hombre
que trabaja para un ejecutivo Leo, tendrás algunos problemas especiales.
Muéstrate original, audaz, creativo y trabajador, pero recuerda que él
es siempre mas original, audaz, creativo y trabajador que tú... en su
opinión, por lo menos. Di que sí a la mayor parte de sus ideas geniales
(y en una semana puede tener muchísimas). Y si tienes que decir <<=""
puede="" sándwich="" tacto="" termina="" tipo="" un="" una="" y=""
ándate="">
Entre los ejecutivos Leo, hasta
los más modestos y menos ostentosos tienen abundantes encantos y les
encanta difundir luz en torno de ellos. Cuando tu jefe leonino haya
obtenido hasta la última gota de reconocimiento que se merece, mas una
dosis extra de respeto por si acaso, te enorgullecerá a ti elogiándote
un trabajo bien hecho. Leo nunca es avaro en el elogio, pero tampoco se
lo piensa dos veces cuando tiene que expresar desaprobación. Es posible
que el León muestre muy poca discreción al señalar tus errores. Un
empleado de naturaleza muy sensible se encontrará mas cómodo trabajando
en otra parte, y lo mismo sucederá con quien, como el propio Leo, tenga
un ego de tamaño extra. Hay algo más que simples vestigios de arrogancia
en el carácter de tu jefe, pero es probable que se vean atemperados por
un cordial optimismo. Bajo su mando, las cosas marcharán sin problemas,
como ronroneando. Nacido para mandar, Leo tiene un talento envidiable
para asignar a cada cual la tarea adecuada, y ocuparse de que todos la
terminen a tiempo.
Las intrigas oficinescas
provocaran su enojo. Leo simplemente no puede aguantar que se tengan
secretos con el; tiene que saber todo lo que sucede. No te sientas
molesto si tu jefe Leo se entromete un poco en tus asuntos privados o te
da una conferencia sobre la forma en que tendrías que organizar tu vida
personal. Actuar así supone, en realidad, un sello de su regia
aprobación. Significa que le gustas tanto que quiere protegerte,
ofreciéndote los beneficios de su prudencia y sabiduría.
Un jefe Leo puede ser un ser
muy extraño. Es capaz de mostrar una cólera terrible, y de enfurruñarse
durante horas a puertas cerradas, si considera que ha sido insultado,
pero, a pesar de si mismo, se derrite ante el halago. Son gente que
viste bien, come bien y duerme bien. Son comprensivos y generosos con
los errores y, si obtienen el respeto que exigen, son capaces de la
noche a la mañana de convertir en victoria un fracaso, con una
extraordinaria fuerza de carácter. El León obtiene una tremenda
satisfacción interior al dar órdenes, y sermonear es una actividad a la
que tiene muy especial afición.
Tal vez te haya tocado uno de
esos jefes Leo que ocultan su pasión por los reflectores y las
candilejas bajo un comportamiento tranquilo, pero la dignidad, el
orgullo y la vanidad típicos de su signo solar integran básicamente su
naturaleza, lo mismo que la de los tipos mas teatrales. ¿Tienes alguna
duda? Prueba a dar el más leve pinchazo a su yo, pero después, ponte
fuera de su alcance.
Una vez tuve un jefe Leo, de la
versión tranquila de los gatitos, que solía organizar una reunión
especial de todo el personal en su despacho, los martes por la mañana.
La razón ostensible era mejorar las relaciones laborales, pero el motivo
real subyacente en esas sesiones semanales era que constituían la gran
oportunidad del tímido Leo para exponer sus ideas ante un auditorio
atento. Alma de Dios, si era su momento brillante.
Cuando se le trata bien, nadie
puede ser tan encantador como el León. ¿Que importa que busque
admiración en grandes dosis para alimentar su vanidad insaciable? La
mayoría de las veces se merece realmente que lo admiren. Está bien, es
cierto que de vez en cuando se apropia de tus ideas y te niega el debido
reconocimiento, y es posible que te hartes de escuchar sus consejos
condescendientes, y de decirle lo genial que es. Pero no encontrarás
otro jefe que te deje tener el cochecito del bebé junto al escritorio
porque te has quedado sin niñera.
Claro que tú habrías preferido
tener el día libre y ocuparte del niño en casa, pero tu jefe te
necesitaba en la oficina. ¿Y acaso no es él el padrino del bebé?
.
.
EL EMPLEADO LEO
.
Brillaba el sol sobre la
mar, con toda su fuerza brillaba:
se esforzaba por lograr que
las olas relucieran...
Cosa rara, porque era
justamente medianoche.
Si su empleado es un Leo
típico, le será a usted casi imposible ignorarle. Si es uno de los
tranquilos, no seria prudente ignorarlo. Los Leones de tipo agresivo le
obligan a uno a reconocer su talento y apreciar su valor diciéndoles,
simplemente, cuan maravillosos son. Los del tipo tímido gatito se
enfurruñan hasta conseguir el mismo resultado. Tanto da: no ignore usted
a sus empleados Leo.
Ya sea dado a rugir en medio
del escenario o a pasarse el tiempo entre bastidores, el León es
orgulloso y digno. Conoce su superioridad y no quiere que nadie deje de
reconocerla. Leo no es de los que esconden su luz bajo un almud. Si no
se rinde tributo a su vanidad, ambos tipos de Leones se irán a honrar
con su presencia otras praderas, no pueden aguantar que les subestimen.
A todos los Leo les encantan
los títulos, y cuanto mas largos y sonoros, mejor. Si ofrece usted al
León un sustancial aumento, pero al compañero del escritorio de al lado
le da el titulo de Jefe de Coordinación del Departamento, Leo no se
sentirá muy agradecido por el dinero extra que reciba en su sobre:
estará demasiado ocupado cavilando sobre el aumento de rango que le ha
concedido a su compañero, que naturalmente no puede merecerse tanto como
él un ascenso semejante.
No es perversidad lo que le
lleva a insistir en sus derechos; es simplemente que ha nacido para ser
amo de todo lo que le rodea. La condición de líder es algo inherente a
su naturaleza, imposible de desarraigar completamente. Leo está
perfectamente preparado para tomar cosas a su cargo. Cuando no puede
asumir algún tipo de obligación, no solo se siente inútil y desvalido,
sino también indeseado. Si no encuentra otra manera de reforzar su
sentimiento de importancia, lo alimentara ofreciendo consejos gratuitos a
la familia y los amigos, sin dejar por eso de lado a los extraños:
cuando se trata de esparcir perlas de sabiduría, Leo es imparcial. Le
dirá a usted cuanto tiene que pagar para hacer construir una habitación
sobre el garaje, dará consejos a su secretaria que tiene problemas con
el presupuesto para la comida, informará a la mujer que viene a hacer la
limpieza que ungüento debe ponerse en el dedo gordo que le duele y le
explicará al cartero como puede realizar con mas eficiencia su tarea.
Cuanto menos importante sea en su trabajo, tanto mas en serio se tomará
sus funciones de asesor.
Conozco a un hombre Leo (de los
tranquilos) que trabaja para una gran empresa. Durante años, su familia
tuvo la vaga impresión de que era el gerente de ventas del distrito. En
verdad, era un simple vendedor, al mismo tiempo que supervisor de ruta,
y uno de los hombres más importantes de la empresa. Como no podía
llegar a gerente de ventas mientras no se hubiera jubilado quien
merecidamente ocupaba el cargo, Leo se tragaba su orgullo herido y
satisfacía su vanidad dejando suponer a su familia que desempeñaba el
cargo de gerente.
Su enorme sentido de la
responsabilidad se puso de manifiesto en la lealtad y consagración que
demostró durante años. Se pasó un cuarto de siglo suministrando a la
empresa excelentes ideas publicitarias, que se traducían en beneficios
siempre crecientes. Al mismo tiempo, supervisaba con toda competencia
las rutas de los camiones de reparto, a todas horas y sin importar las
condiciones climatológicas, en espera del merecido reconocimiento, pero
su ascenso estaba siempre un paso mas allá. Cuando finalmente el gerente
de ventas se jubiló, la vacante fue para un hombre más joven que vino
de Nueva York. Ese mismo día Leo se despidió. Como tenía importantes
influencias de Capricornio en su carta natal, la situación se le hizo
mas fácil de soportar de lo que habría sido para un nativo típico del
signo, pero de todas maneras es un hombre que llevará durante toda su
vida la profunda cicatriz de la herida que sufrió su orgullo. En este
mundo no hay nada más triste como el espectáculo del León privado del
respeto que busca desesperadamente, y que honradamente se ha ganado.
Vale más que tenga usted en
cuenta que el sentimiento leonino de responsabilidad, que tan
impresionante puede ser, no suele consolidarse hasta la madurez. En su
juventud, el León es el playboy clásico, que retoza alegremente a lo
largo de días y noches de vino, mujeres y canto, luciendo las
vestimentas mas extravagantes del grupo, haciendo que todo el mundo se
ría de sus payasadas y rugiendo cuando alguien le pisa la magnifica
cola.
Por lo común, es prudente
asignar a los jóvenes Leo tareas de promoción y ventas. Son
exhibicionistas por naturaleza, y con su disposición cálida y alegre
sabrán mantener conformes a los clientes. Después, a medida que maduran,
es posible ir ascendiendo gradualmente a los grandes felinos a puestos
más elevados donde sabrán estar a la altura de cualquier responsabilidad
que se les confíe. Hay que ser un jefe despierto para saber en que
momento el León abandona el papel de principesco playboy para asumir el
de rey, justo y digno.
Hay un rasgo extraño en las
personas Leo, de ambos sexos. Por debajo de su mascara de bravura, temen
en secreto no estar en posesión de un auténtico valor. Son capaces de
conducirse con el orgullo más exasperante y la más ofensiva vanidad, de
exhibir un egocentrismo insufrible, de caer en periodos de ejemplar
haraganería. De pronto sobreviene una crisis o una emergencia, que puede
ser en el trabajo o en su vida privada y, para sorpresa de todo el
mundo, el León o Leona demuestra ser el más equilibrado. Solo bajo el
influjo de grandes presiones, abrumado por las cargas más pesadas que
pueda imponerle la vida, brilla en todo su esplendor la fuerza interior
innata de este signo solar.
La niñez cómoda y regalada de
Jacqueline Kennedy no permitió a nadie prever el increíble valor que
demostró cuando le ocurrió la tragedia inenarrable. El mismo Leo
conocido por su reputación de playboy sorprenderá a sus amigos al
mantener, valientemente y con buen ánimo, a su mujer inválida y a dos
tías ancianas, tras haber vivido una juventud irresponsable y
descuidada. Los que nacen bajo el signo del León y están regidos por el
Sol no pueden sospechar el tremendo poder que poseen hasta que no se ven
puestos a prueba. Hasta el momento, recuérdalo, solamente se hacen los
fuertes. El feroz rugido del León oculta un complejo de inferioridad
totalmente injustificado.
Si Leo no puede estar en
situación de jefe, necesita tener un puesto donde de alguna manera pueda
mostrar al mundo sus talentos y capacidades. Tras haber cambiado de
trabajo una docena de veces porque no llegó a ser vicepresidente (por lo
menos), el Leo típico terminará generalmente por orientarse hacia una
profesión donde pueda ser su propio jefe. Leo, cuando se ve privado de
desempeñar un papel de directivo o ejecutivo, donde mejor se encuentra
es en las actividades de maestro, vendedor, medico, abogado, gerente,
asesor, locutor, anunciador, actor o actriz, escritor e incluso
fontanero y guía de turismo. El León busca una ocupación que de alguna
manera le permita comunicar a otros su conocimiento superior, o erigirse
ante las brillantes luces de la publicidad. Donde más destaca es en el
campo de la política y de las relaciones públicas.
Tenga usted presente que el
empleado Leo llegará, en un tiempo razonable, a un cargo ejecutivo del
mismo nivel que el suyo o, en caso contrario, se ira. No se satisfará
con trabajar entre bastidores; los aplausos que el necesita están fuera.
Pero para usted será una suerte contar con el León, por corto que sea
el tiempo que permanezca en la empresa. Para mostrarle que maravilla de
persona es, trabajara con más empeño que nadie, y las constantes
muestras de reconocimiento le estimularán hasta el punto de llevarle a
exhibir una vitalidad increíble, que supera en mucho los límites de una
resistencia normal. Regatear los elogios a su empleado Leo le privará a
usted por lo menos del cincuenta por ciento de su valor potencial.
Cuide también de regar con
regularidad la vanidad de su empleada leonina. De vez en cuando llévele
una rosa para que se la ponga en el pelo, y desentiéndase de los
comentarios de los murmuradores, que usted no puede darse el lujo de
perder a esa chica. Los murmuradores no tienen sus virtudes ni su
capacidad. Dígale con frecuencia lo encantadora que está y lo despierta
que es, y de vez en cuando tenga la atención de regalarle entradas para
un concierto o una función de gala. Siempre dos entradas, claro, porque
una muchacha Leo siempre, en todas las estaciones, está casada o
enamorada o tiene un amigo muy especial.
En cuanto al León, invítelo con
frecuencia a almorzar a un restaurante caro, donde haya gente
importante que pueda verle con el gran hombre. Siempre que pueda, deje
que sean sus empleados Leo, hombres o mujeres, los encargados de formar
al personal nuevo. No les molestará tener trabajo extra, estarán
orgullosos de la responsabilidad, y les encantará decir a los otros que
es lo que tienen que hacer y como hacerlo.
Hábilmente aplicada, un poco de
psicología astrológica puede convertir al orgulloso y quisquilloso Leo
en un extraordinario crédito para la empresa. Con su gracia y
entusiasmo, será un ornamento para la oficina. Póngalos en un marco de
luces brillantes, cortinajes y alfombras de color amarillo o naranja, y
compre para ellos los escritorios y las máquinas de escribir más caros
que pueda permitirse. Nada deprime mas el espíritu de Leo que la
necesidad de trabajar con un equipo estropeado y viejo, salvo tener que
hacerlo con gente pesimista y sin imaginación.
Son empleados que necesitarán
emolumentos generosos y algún tiempo extra para almorzar. Para Leo, la
comida es una ocasión social y una oportunidad para practicar el arte de
la promoción. Con que le dé el esqueleto de una idea para empezar,
sabrá organizar una espectacular campaña que podrá atraerle a usted un
montón de clientes nuevos. Pero recuerde que no puede esperar que
funcione al máximo de revoluciones si tiene que estar pendiente del
reloj y limitado por el dinero. Por muy rápido que pueda ser con las
cifras, es raro que aprenda el truco cuando se trata de contar monedas.
Y en cuanto al reloj, es algo
que le produce calambres. El León es fácil de domar, cuando se sabe como
hacerlo. Afloje levemente las normas y deje la reja entreabierta. No
son empleados a los que se pueda tener encerrados, porque dejarán pasar
hoscamente el tiempo sin poner en juego su brillante capacidad.
Es una buena idea tomar un
empleado Leo; agregará un toque de emoción a la oficina, además de ser
capaz de llevar cargas gigantescas sin quejarse. Necesita una dieta rica
en halagos, autoridad, ascensos, títulos y libertad, que no constituye
un precio demasiado alto por su inteligencia, lealtad, fidelidad, buenas
ideas y sentido de la responsabilidad. Después de todo, ¿cuantos jefes
tienen entre su personal a un miembro de la realeza? Déles su alimento
preferido a sus gatos y gatitos, y verá como ellos son sus mejores
propagandistas, tan orgullosos de su empresa como si ellos mismos fueran
los dueños. El corazón del León es tan grande como su ego.
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