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EL ARQUERO
Del 23 de noviembre al 21 de diciembre
Elemento: Fuego
Cualidad: Mutable
Polaridad: Masculina (Yang)
Planeta regente: Júpiter
Casa: 9
Metal: Estaño
Piedra: Topacio, Jade
Color: Morado, lila, púrpura
Constelación: Sagitario
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Podéis acusarme de asesinato o de falta de juicio (ya que todos
cometemos errores):
Pero ¡qué retorcida parece! ¡Nada que se asemejara a un fraude!
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COMO RECONOCER A SAGITARIO
Vería mucho mejor el jardín... si pudiera llegar a lo alto de esa
colina: y aquí hay una senda que va directamente... por lo menos; pero
no, no es así... Pero supongo que al final llegará. Pero, ¡qué retorcida
parece! Bueno, entonces, iré por el otro lado.
Diría que encontrar un ejemplo de este signo solar es tan fácil como sonarse la nariz, pero no es verdad; es mucho más fácil que sonarse la nariz. Vete a cualquier fiesta y mira en el centro del grupo más bullicioso. ¿Ves el tío ese que esta ahí sentado alegremente con un enorme pie metido en la boca? Es un Sagitario que acaba de meter verbalmente la pata, pero todavía no lo sabe. Cuando se dé cuenta se mostrará un tanto perplejo... y los que le rodean le mirarán con odio.
El Arquero es capaz de acercarse, darte una cordial palmada en la
espalda y sonreírte amistosamente. Después, te saludará con un
comentario del tipo de: “¿Que demonios haces para parecer tan joven, con
la edad que tienes?”; o: “Vaya, que bien te queda este suéter de cuello
cisne. Siempre tendrías que usarlo, porque así disimulas la papada”.
Después de una de esas alegres aperturas, Sagitario seguirá con su
brillante sonrisa, pero la tuya habrá empezado a marchitarse un poco. A
él le costará un rato darse cuenta de que fueron sus palabras las
causantes de tu seriedad, y más tiempo aun necesitara para entender por
que. Entonces procurará explicarse. Trata de mantener la calma, porque
la explicación será peor.
Caramba, ¿no entendiste lo que quería decir? Pues que le parece fabuloso
que no representes mas de veinticinco años cuando en realidad tienes
treinta y ocho (seis años mas de los que efectivamente tienes). Y en
cuanto a lo de la papada, es mucha la gente de tu edad que tiene cierta
flojedad en la región del cuello. Si únicamente se te ve de costado,
así, cuando vuelves la cabeza. Con no dejar que te saquen fotos de
perfil, ya está.
Tras haber explicado cuidadosamente sus meteduras de pata verbales, y
conseguido que tú volvieras a sentirte bien, Sagitario seguirá
alegremente su camino, silbando un tema del último éxito de Broadway.
Cuando volváis a encontraros y tú le demuestres frialdad, se sentirá
dolido e intrigado. Con él, de nada sirve enojarse ni molestarse;
Sagitario no actúa por maldad. Sus exabruptos verbales son fruto de la
más absoluta inocencia y, por lo general, tampoco entiende que cuando
trata de arreglar las cosas resulta ofensivo además de hiriente. No le
juzgues con dureza, porque esta animado de buenas intenciones. Tampoco
necesita de tu compasión... ni de la mía. Bajo su falta de tacto hay una
mente sumamente despierta y de principios elevados. Su peculiar
combinación de ingenio, inteligencia y fogoso impulso lleva por lo común
al Arquero directamente al círculo de los vencedores. Lo realmente
fastidioso es que para la gente de este signo, varones o mujeres, su
torpeza verbal es inconsciente; están convencidos de que son los seres
más diplomáticos del mundo. Siempre dicen que son incapaces de herir los
sentimientos de nadie y que ponen gran cuidado en no hacerlo, y lo
creen sinceramente. Es mas, todo lo que hacen lo hacen sinceramente.
Cualquier forma de fraude y engaño les produce una gran consternación.
Sus características físicas no son difíciles de reconocer. Busca un
cráneo bastante grande, de buena configuración y frente alta y
despejada. Los rasgos serán abiertos y joviales, como si invitaran a la
amistad y al intercambio de ideas, y los movimientos serán normalmente
rápidos (aunque encontraras algunos Arqueros que se mueven de manera
lenta y deliberada). Con frecuencia harán gestos amplios y arrolladores,
que pueden ser dramáticos y vigorosos, pero es posible que no tengan
mucha gracia. Sagitario suele gesticular mientras habla, y puede
derramar el ketchup. Cuando avance decididamente con la cabeza alta,
tropezará al subir a la acera, y es fácil que al mismo tiempo se le abra
la cartera y se le desparramen todos los papeles por la calle.
Los ojos de la gente de Júpiter son tan brillantes y alertas como los de
un gorrión, chisporroteantes de humor placentero. Los Arqueros suelen
ser muy altos y de aspecto atlético, o si no mas bajos que la media, de
cuerpo fuerte y recio. Los altos te harán pensar en caballos de pura
sangre o potros fogosos. En su juventud especialmente, muchos suelen
llevar un mechón de pelo suelto que les cae sobre la frente, como la
crin de un caballo, y que se echan hacia atrás con una sacudida de la
cabeza o un rápido movimiento inconsciente de la mano. Este hábito puede
perdurar mucho después de que hayan adoptado otra forma de peinarse, o
cuando ya la calvicie es avanzada.
La gente Sagitario es normalmente inquieta; no pueden estar sentados o
quedarse quietos. Físicamente, el Arquero no pasa inadvertido, aunque
solo sea por su evidente confianza y su desdén del comportamiento
convencional. Camina como si realmente fuera a alguna parte, sin
vacilación ni detenciones. (Pero recuerda que un ascendente en conflicto
puede retardar su paso.)
La primera vez que le encuentres, es posible que Sagitario vaya montado a caballo o paseando su perro: ama apasionadamente a los animales. Frank Sinatra, que es Sagitario, ordenó una vez a su chofer que detuviera el coche porque vio un perro herido en la calle. Tenía programado un ensayo de televisión, pero los músicos, el director y los cámaras tuvieron que esperar a que el cantante hubiera llevado al perro a un veterinario -que le aseguró que en pocos días estaría bien- y hubiera dado con el dueño del animal.
En cambio, cuando Sagitario tiene influencias desfavorables en su carta
natal, puede sentir un miedo enfermizo a los animales, pero estos casos
no son frecuentes. Por lo general, la gente nacida bajo la influencia de
Júpiter no teme a nada. Al Sagitario típico le atrae el peligro, ya sea
en el deporte, en su trabajo o en sus pasatiempos. Para el Arquero, un
elemento de riesgo significa excitación y desafío. Les encanta la
velocidad; los coches veloces, los aviones, la montaña rusa, incluso,
ejercen sobre ellos una atracción magnética. Los más temerarios pilotos
de pruebas suelen ser Sagitarios. Al jupiteriano medio nada le
proporciona tanto placer como salvarse por un pelo, en cualquiera de sus
variantes, ya sean emocionales o físicas; le resulta euforizante. Se
arriesgan en cualquier cosa, a menos que un signo más manso en el
ascendente diluya la osadía de Júpiter.
Hay una diferencia entre la legendaria aspereza del Arquero y la
brutalidad verbal de Escorpión. Escorpio dice la verdad con plena
conciencia de su efecto, y se niega a cualquier tipo de compromiso.
Sagitario es totalmente inconsciente del efecto que producen sus
palabras, palabras que pronuncia bajo impulso de su honradez compulsiva.
Escorpio no se duele demasiado de las heridas que causan sus
afirmaciones; para él, verdad es la verdad, y si no puedes soportarla,
pues no preguntes. Los regidos por Júpiter, en cambio, se sienten
abrumados y desolados por su propia falta de discreción, cuando
descubren que han herido realmente a alguien. Resultarían conmovedores,
si no fueran tan exasperantes.
Lo que el Arquero piensa y siente, lo dice en forma casi inmediata, con
la franqueza y seriedad de un niño de seis años Aquel viejo dicho: “Si
quieres la verdad, pregúntale a un niño sigue siendo válido
introduciendo un pequeño cambio: si quieres la verdad, pregúntale a
Sagitario.
En el mundo editorial neoyorquino hay una mujer de quien se dice
exactamente eso: “Si quieres la verdad, pregúntale a Kay... si eres
capaz de oírla”. Kay no es solo una Arquera auténtica, sino que tiene
influencias adicionales de Sagitario en carta natal. Doble Júpiter,
podríamos decir. Es cálida y gentil rosa, como es típico del signo, y
tiene montones de leales amigos que la adoran, como también es típico
del signo. Y bien leales tienen que ser, y muchos tienen que amarla,
para sobrevivir a incidentes como el de hace tres años, cuando su
grandeza de corazón la llevó a decidir que era hora de cambiar
completamente el guardarropa de invierno de su secretaria. La chica
estaba sin nada de dinero, porque acababa de pasar por un desastre
económico, y el ofrecimiento la conmovió hasta las lágrimas. Otros se
habían compadecido de ella, pero aparte de Kay, nadie se había ofrecido
concretamente a echarle Una mano. Dejad que Sagitario se ocupe. (Esto
admite más de una interpretación).
Un hermoso día de otoño las dos se dirigieron a una de las tiendas
elegantes de la Quinta Avenida, en una fiebre de femenina anticipación.
La pobre secretaria deliraba de felicidad hasta que entraron en el
ascensor. De pronto, Kay la estudió largamente con mirada apreciativa y
declaró firmemente en voz alta: “Será mejor que vayamos primero al
Departamento de Gordas”.
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El arrobamiento extático cedió inmediatamente paso al aturdimiento del
shock. El novio de la secretaria le decía siempre que era
“agradablemente llenita”. Ahora, un doloroso relámpago de sinceridad
jupiteriana la había convertido en un pequeño hipopótamo. La muchacha
todavía recuerda como se dieron la vuelta a mirarla con curiosidad todos
los que iban en el ascensor, mientras ella se preguntaba si su novio no
la encontraría secretamente grotesca. Pero la buena de Kay arregló las
cosas; al advertir la confusión de la chica, le hizo inmediatamente un
chiste para levantarle el ánimo: “Y si allí no encontramos nada que te
vaya bien, siempre podemos probar con las tiendas en el Departamento de
Camping. Todos los que iban en el ascensor se unieron a las carcajadas
con que Sagitario festejó su propia broma.
Poco después de la cálida y generosa excursión con su secretaria, Kay
puso la mira en su jefe, el editor, a quien el médico había ordenado que
no bebiera durante un año. Un año entero. Había sufrido una hepatitis
infecciosa y no debía probar alcohol; ni una gota. Después de doce
largos meses sin humedecerse siquiera los labios, estaba lógicamente
orgulloso de su fuerza de voluntad. Kay, que acababa de volver de
Europa, le salió con uno de los cumplidos típicos de Sagitario.
-¿Que tal la bebida? -empezó, mientras él la escuchaba sonriente-. Me
dijeron que está tratando de no empinar el codo.
...Tratando? ¿Después de doce meses sin una sola gota, tratando?
Mientras él recuperaba la compostura, Kay siguió impertérrita:
-¿Sabe que mañana por la noche hay una fiesta por el libro de Joe?
Pensaba que tenía que advertirle, pero nunca puedo verle a solas.
¿Advertirle? ¿Advertirle de qué? Ante la nueva amenaza, el editor se
olvidó de su disgusto. Ella prosiguió:
-Todos esperamos que... bueno, no es fácil decirlo, pero esperamos que
no arruine usted la fiesta. A esas alturas el editor se había quedado
mudo, pero Sagitario no.
-A lo que me refiero es a que esperamos que no nos estropee la velada
quejándose de que no puede beber y todo eso. A Joe le gusta tomarse unos
martinis, y después de todo, el libro obtuvo el premio de Selecciones
Literarias. Si usted anda por ahí como un alma en pena, haciendo sentir
desdichado a todo el mundo, será un desastre. Oiga, ¿uno no se contagia
al estar en la misma habitación que usted?
El interpelado consiguió tartamudear que no había peligro, y después
reunió los jirones de su dignidad herida lo bastante para recordarle que
él mismo había ofrecido fiestas a autores como Edna Ferber y Ernest
Hemingway, sin cometer torpeza alguna.
-Siempre me han dicho -profirió entre los dientes apretados- que mis
modales son impecables.
Sagitario, sin advertir que su jefe estaba al borde de la apoplejía, se
mostró calurosamente de acuerdo con él.
-Seguro, como anfitrión es usted fabuloso. En el mundo editorial no hay
quien lo entienda.
Al editor apenas si le quedaba aliento para preguntar que había que
entender, y la respuesta de Kay le sacó de dudas.
-¿Como puede ser usted tan impecable como anfitrión y tan insoportable
como invitado? Cuando usted da una fiesta es una maravilla, pero cuando
va a alguna parte siempre mete la pata de forma espeluznante.
De pronto advirtió que había otra cosa espeluznante: la cara de su jefe,
que se iba poniendo de color púrpura. Súbitamente contrita, la cordial
Arquera se apresuró a disculparse:
-Ay, espero no haber dicho algo que no debía. De todas maneras no
importará como se porte usted, con el afecto que Joe le tiene. Hoy mismo
nos estaba diciendo a todos lo contento que está de haberse decidido a
editar su libro en nuestra empresa a pesar de la opinión contraria de su
antiguo agente. No entiende por que hablan tan mal de usted. Yo le dije
que no son más que celos de la gente. Oiga, no tiene muy buen aspecto,
tan rojo. ¿No será mejor que cambie de médico?
(Se rumorea que a partir de esa noche el jefe de Kay volvió a empinar el
codo, en forma permanente.) ¿Que si fue despedida? Nadie se va a animar
a despedirla. Como dije al comienzo, todos la adoran.
Es difícil estar durante mucho tiempo resentido con el Arquero, siendo
tan patente su falta de mala intención. A estos idealistas encantadores e
inteligentes se les encuentra en cualquier momento en casi todas
partes. Puedes verle arrojar sus azarosas flechas desde la pantalla de
tu televisor algún domingo por la noche, dejando a los astros y
estrellas invitados aturdidos, mudos y atónitos ante su franqueza.
También puede tocarte como taxista algún lunes por la mañana, y
explicarte alegremente por que le revientan los pasajeros que son
tacaños con la propina... aunque también te lo puedes encontrar un
viernes por la noche de camarero en un restaurante, donde te aconsejará
con toda seriedad que no pidas ostras porque están un poquito pasadas.
La mayoría de los Arqueros procuran sinceramente levantarte el ánimo.
Por lo menos, empiezan con esta intención, pero a veces se les convierte
en un adoquín más en el camino del infierno. Una vez tuve un jefe
Sagitario que se empeñó en levantarme la moral diciéndome cuanto mejor
que lo habitual llevaba el pelo cuando hacia más de una semana que no me
lo lavaba ni me lo marcaba. A pesar de todo seguimos siendo amigos, así
que ya ves que es inútil exasperarse. Además, de vez en cuando,
Sagitario puede salir con una declaración sensacional que realmente te
levanta el espíritu y te compensa todo lo demás. Son capaces de ofrecer
consejos profundos y sabios, cuando uno se toma el tiempo de analizar
sus opiniones. Como Sagitario es signo de fuego, la mayoría de los
Arqueros son extrovertidos, charlatanes y directos. Algunos hay que
resultan penosamente tímidos, pero incluso esos están llenos de ideas
originales, y pueden ser igualmente torpes. En realidad, los sagitarios
tranquilos y de modales apocados son capaces de los sueños más
grandiosos y de apuntar a las metas más altas. Introvertido o
extrovertido, el Arquero es promotor de corazón. Es posible que ese raro
ejemplar que no habla mucho esté planeando algo realmente espectacular
con que sacudir a un mundo desprevenido. Aunque su lengua calle, su
mente está ocupada, de modo que es mejor que recuerdes que su signo
siempre estará ahí, en el fondo de su naturaleza, si no quieres que
Sagitario te tome por sorpresa con su próxima y pasmosa jugada.
Casi siempre, el Sagitario típico es feliz y gregario, pero su
temperamento puede estallar como un cohete si se siente importunado por
gente que abusa de su forma de ser naturalmente amistosa o se toma
demasiada confianza con él. También son habituales las rebeliones contra
la autoridad y contra una sociedad opresora. Sagitario jamás escurrirá
el bulto ante una pelea o una petición de ayuda. Las mujeres son capaces
de perder su disposición normalmente agradable para atacar con la
cortina de fuego de un discurso inesperadamente serio que ponga en su
lugar a los impertinentes. Los hombres se valdrán de sus puños,
desdeñando las armas. No es raro que la persona grosera e insultante que
ha jugado con la buena disposición de Júpiter se encuentre despatarrada
en la acera, pensando de dónde habrá venido ese cambio.
Los gallardos hijos de Júpiter no pueden soportar que se les acuse de
fraude. Una acusación injusta que ponga en tela de juicio su integridad
hará arder con fiereza su indignación, pero después de sus orgullosas
demostraciones temperamentales, el Sagitario típico sentirá
remordimientos y pedirá disculpas. Es capaz de ponerte un ojo negro y
enviarte al hospital, pero lo más probable es que el Arquero empiece por
hablar y actuar, y solo después piense en las consecuencias.
Son muchos los nativos de este signo a quienes atraen los escenarios, y
nadie se siente más feliz que ellos concediendo repetidos bises a un
público entusiasmado. Es capaz de cantar hasta quedarse ronco, o de
gastarse los zapatos bailando, por el puro placer de la representación.
El mundo del espectáculo está lleno de Arqueros.
Los hombres y mujeres de Júpiter poseen una fuerte vena religiosa,
especialmente en su juventud. Se interesan muchísimo por los asuntos de
Iglesia, pero a medida que maduran pueden volverse escépticos ante lo
dogmático, inclinándose a cuestionar su antigua fe y tendiendo a buscar
la perfección de sus valores Es raro el Sagitario que no tenga un juego
de maletas de viaje; les encanta viajar, y por lo general tienen por lo
menos una maleta, traqueteada en centenares de escapadas, ya preparada y
lista para usarla sin pérdida de tiempo.
Siempre observarás un aire un poco infantil en el Sagitario típico, ingenuo, bravo y optimista. Se niega a aceptar la seriedad de la vida, aunque hay algunos que en sus últimos años afrontan de forma admirable la responsabilidad. Sin embargo, nunca se sienten verdaderamente felices bajo su peso. La naturaleza de Júpiter se rebela contra el confinamiento, que si es excesivo puede provocar enfermedades graves. Si Sagitario es capaz de sobrevivir a todo eso, y al desgaste provocado por la dispersión de sus energías, vivirá tanto como Matusalén. La mayoría de los Arqueros mantienen intactas sus facultades, refinadas por la edad, hasta el final, y con ellos es muy raro que la senilidad sea el problema.
Sus puntos sensibles son las caderas, pulmones, hígado, brazos, manos y
hombros, intestinos y pies. El amor a los deportes y a la vida al aire
libre que caracteriza a este signo puede hacerles propensos a accidentes
debidos al exceso temerario de actividad, pero es raro que en los
hospitales se les pueda mantener en cama más de unos pocos días.
Sagitario cede de mala gana a la enfermedad, y se recupera con
sorprendente rapidez. Es alguien a quien la vida rara vez derrota en
forma permanente. Los Arqueros creen que con toda seguridad mañana será
mejor que ayer, y hoy es bien interesante. Los ataques de depresión
desaparecen casi antes de que las nubes hayan llegado a oscurecer la luz
del sol.
A menos que en su carta natal haya alguna influencia cautelosa y
conservadora, todo Sagitario tiene algo de jugador. Son muy pocos los
que pueden resistirse a arrojar un par de billetes sobre el tapete
verde. El repiqueteo de los dados en el cubilete tiene para algunos
hombres y mujeres de Júpiter el atractivo de las canciones de Circe. Si
su nacimiento estuvo señalado por aspectos diversos entre los planetas,
un Arquero puede perder una fortuna en el juego de azar, o tirar el
dinero del alquiler a las patas de su caballo favorito. Los casinos de
juego atraen a Sagitario como el azúcar a las moscas, y lo mismo sucede
con otros juegos más serios, como el mercado de acciones y las
operaciones inmobiliarias. Afortunadamente, la mayor parte de ellos
mantienen bajo control su tendencia a la especulación, pero no por eso
se privan de arriesgar de vez en cuando un billete de lotería. Tanto los
tímidos como los enérgicos sabrán aprovechar en cualquier momento las
oportunidades amorosas: Sagitario se entrega al romance con temerario
abandono, pero es frecuente que cuando se habla de matrimonio se detenga
súbitamente en seco; lo piensa bien antes de seguir adelante, y mete la
pata después de hacer cuidadosas consideraciones. Aunque en las
relaciones amorosas el Arquero es cálido y afectuoso, resulta bastante
esquivo a la hora de dejarse atrapar. Simbólicamente, es mitad hombre y
mitad caballo, lo que evidentemente le da una cabeza de ventaja en
cualquier partida de caza, a menos que tropiece con sus propias patas.
Entre los rasgos mas desagradables de Sagitario se cuentan la tendencia
al mal genio, el excesivo amor a la comida y a la bebida -que puede
llevarles a la obesidad y al alcoholismo-, el hiriente sarcasmo que
puede empañar su brillantez mental, o la excentricidad extrema, y la
incapacidad para guardar secretos. Sin embargo, ninguno de esos fallos
es necesariamente permanente; resultan fáciles de desarraigar para la
determinación de Sagitario. El Sagitario medio te hará un préstamo de
dinero sin hacerte pasar jamás por la vergüenza de pedirlo, ni siquiera
obligar a devolverlo (si no media un signo lunar cicatero). El ama de
casa de este signo adoptará al huérfano sin hogar o al animal perdido, y
en su mesa siempre habrá lugar para uno más.
Sagitario tiene tendencia a salirse por la tangente. El Arquero abrazara
con devoción ciega una gran causa, y creerá que las posibilidades
superan a las desventajas: una actitud que resulta de su imaginación
brillante y su pensamiento progresista. Jamás deja de defender su
posición con argumentos fríos y razonables, a veces reduciendo a tiras
al adversario con su sátira cortante, y sin embargo, de alguna manera se
mantiene por encima de la refriega. Esto no es óbice para que su fuego
esté siempre listo para el ataque cuando alguien agrede injustamente a
su pupilo o su causa del momento. Como enemigo es formidable, porque se
toma el tiempo de poner la mira en su víctima, le apunta directamente.
Es raro que sus flechas fallen el blanco; están impregnadas de humor
satírico y son lo bastante agudas como para atravesar la más sólida de
las armaduras.
Aunque hay algunos decembrinos que son auténticamente divertidos, una
curiosa característica de la mayoría de ellos es que, cuando hacen un
chiste, no aciertan del todo con el momento y se las arreglan para
sacarle toda la gracia. El público, ya sea en casa o en el teatro, se
retuerce de risa ante su torpeza, mientras el Arquero piensa,
contentísimo, que festejan sus grandes dotes de comediante. De todas
maneras, puede resultar muy jocoso.
Hombres y mujeres, los Sagitario pueden conducirse en la forma mas
chapucera, como ya hemos visto, o bien fingir una actitud tan modesta,
que le darán a uno la impresión de no ser demasiado inteligentes, o tal
vez tímidos. Es verdad que algunos Sagitarios suelen mostrar excéntricos
hábitos de reclusión, pero eso les ofrece más oportunidades para aguzar
su inteligencia hasta la genialidad.
Aunque tienen una memoria fantástica, que les permite saber exactamente
lo que dijeron y donde estaban el 14 de abril de 1959, y recordar libros
y películas con toda minuciosidad, los de este signo pueden olvidar
donde dejaron la americana. La mayoría de ellos constantemente pierden
guantes, llaveros, billeteras... y hasta hay quien tiene la maldad de
decir que perderían la cabeza si no la tuvieran bien amarrada al cuello.
Sagitario jamás puede tener éxito como mentiroso; nadie le cree ni media
palabra. El engaño no es parte de su naturaleza y, si intenta explotar
esta veta, lo más fácil es que sea desenmascarado rápidamente y sin
esfuerzo. Para el es siempre mejor decir la verdad y dejar que las cosas
salgan como salgan. Ni siquiera su mentalidad observadora y alerta
puede rescatarle de los resultados de una excursión por el territorio
del engaño, a menos que tenga ascendente Escorpio. Conozco un Arquero
reservado y silencioso que tiene un ascendente Plutoniano, lo cual le
convierte en un gran jugador de ajedrez. Este tipo de jupiterianos son
excepcionales, pero algunos hay, y prepárate para encontrarlos.
Para Sagitario, la vida es secretamente un circo, en el que él es el
payaso que rueda y da tumbos, atravesando aros de color púrpura,
ataviado con un traje azul cielo. Tiene la cara embadurnada con los
brillantes y alegres colores del maquillaje.
A medida que la música del organillo va subiendo de tono, él tambalea y
se cae; después, con un perfecto salto mortal, se instala sobre el lomo
de un airoso caballito. En los dedos de las manos luce tres anillos de
turquesas; en los de los pies tintinean cascabeles que suenan como el
lejano carillón de un campanario que se pierde entre las nubes. El
Arquero hace sonar alegremente un lustroso cuerno de estaño, ese metal
blando y maleable al que apenas si afecta la humedad. No importa que sea
osado o tímido; la autentica naturaleza de este idealista generoso es
tan alegre como el acebo navideño. Gallardamente se prende un clavel
sobre el enorme corazón y curva su arco en dirección al cielo. Cuando
apunta bien, sus tiros llegan a mayor altura de lo que puede ver el
hombre, más allá de las estrellas, al lugar donde nacen realmente todos
los sueños.
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PERSONALIDADES SAGITARIO FAMOSAS.
Ludwig van Beethoven, Julie Harris, Arthur Brisbane, William Buckley,
Maria Callas, Andrew Carnegie, Edith Cavell, Noel Coward,Winston
Churchill, Sammy Davis, Joe DiMaggio, Walt Disney, Jane Fonda, Betty
Grable, Grimaldi, Papa Juan XXIII, John Lindsay, Mary Martin, David
Merrick, John Milton, Robert Moses, John Osborne, Lee Remick, Lilian
Russell, Frank Sinatra, David Susskind, James Thurber, Mark Twain.
EL HOMBRE SAGITARIO
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-¿Espero que no habrá huesos rotos?”
¿Ninguno digno de mención?, respondió el Caballero como si no le
importara que se rompieran dos o tres... El gran arte del jinete, como
te decía, es... mantener correctamente el equilibrio. Así, ves... Soltó
las riendas y estiró ambos brazos para demostrarle a Alicia a que se
refería, y esa vez cayó de espaldas, justo bajo las patas del caballo.
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No lo digo por desalentarte, pero los hombres Sagitario tienen una
costumbre extraña: montados en un gran caballo blanco, corren por las
calles esgrimiendo una espada y defendiendo causas. Tienen también otra
peculiaridad: andan dando tumbos como payasos en el circo, mezclándose
indiscriminadamente con los elefantes y con la mujer barbuda y
recogiendo alegremente grandes copos de azúcar de algodón.
Recurriendo a ciertas maniobras, es posible capturarle, pero primero
tendrás que conseguir que se baje del caballo blanco, que se aleje de
los elefantes y... naturalmente, la mujer barbuda tendrá que
desaparecer. Las causas y los circos no dejan demasiado tiempo para la
vida de familia, ni siquiera para estar afectuosamente cogidos de las
manos.
Ya desde ahora tienes una cosa a tu favor: son tantos los Sagitario que
andan corriendo y dando tumbos por la vida, que tendrás muchos para
elegir. Recuerda el estribillo de Víctor Herbert: “Dadme algunos hombres
de corazón intrépido, capaces de pelear en defensa de su fe; empezad
por darme diez, de corazón intrépido, y pronto diez mil yo os daré”.
Pues así son las cosas. El entusiasmo idealista y la curiosidad de un
hombre Sagitario son contagiosos. Claro que a veces esa inocente
exuberancia puede desbocarse un poco. Es posible que te lance al aire en
un momento de loca e impetuosa euforia... y se olvide de recogerte.
Estará casi siempre rodeado de una multitud; es otro inconveniente. Para
acercarte a él tendrás que abrirte camino entre toda esa gente. Pero no
te pongas pesimista, porque este hombre es la personificación del
optimismo. Lo es hasta tal punto que si sus enemigos le mandaran por
correo una gran caja de bosta, no se ofendería. Simplemente pensaría que
se olvidaron de incluir el caballo. Es un optimismo que puede ser
peligroso, ya que no es más que una forma de “fe ciega”. Y Sagitario la
tiene a montones. Claro que la fe ciega es algo estupendo; no es que yo
tenga nada en contra, ya que soy también de un signo de fuego. Pero
puede llevarle a una confianza demasiado ingenua que le haga caerse por
los charcos. Claro que es fácil caer en los charcos cuando uno va
corriendo con un arco y una flecha, mirando siempre hacia el cielo en
busca de alguna meta tan elevada que nadie ha tenido jamás el valor de
apuntarle... o la absoluta falta de sentido común de proponerse
alcanzarla.
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La confianza es una gran cosa, pero confiar en quien no lo merece puede
hacer lenta incluso una carrera de caballos. En el sentido estricto de
la palabra, Sagitario no es un soñador; sus sueños están siempre
sometidos al escrutinio de la lógica implacable y la curiosidad
compulsiva de Júpiter, y si resisten la investigación a que se les
somete, entonces es probable que resulten tan prácticos como
estrafalarios, aunque el mundo no esté todavía maduro para ellos. Una
vez ha llegado a la conclusión de que hay alguna esperanza de
realizarlos, Sagitario saca su caja de colores y pinta sus sueños
prácticos con la imaginación más vivida y desatada que se pueda
imaginar. Pero siempre hay carcamales dispuestos a sofocar las ideas
avanzadas y estrangularlas antes de que hayan tenido tiempo de demostrar
lo que valen, y como todo el mundo sabe, los carcamales son muy
numerosos.
Su imaginación exuberante puede ser causa de tropiezos y de que las
cosas le vayan mal. Pero la Señora Fortuna se especializa en rescatarle
maravillosamente, justo a tiempo. Sagitario es por lo común hombre de
tanta suerte que da asco, y es ilegal. Puede salir de calicata por las
colinas, volver con una bolsa de piedras, comprobar que no son oro y,
después de llorar un rato, descubrir que son uranio. Si tú levantas ese
objeto que brilla junto a la entrada del metro, resultará ser un trozo
del diamante Hope que se le cayó a Harry Winston cuando estaba llamando
un taxi.
Claro que con una suerte así cualquiera es optimista. Aunque siempre hay
algún día en que una piedra es una piedra y el papel de estaño es papel
de estaño, el Sagitario típico se recupera rápidamente de golpes tan
aplastantes. Algo muy semejante pasa con tu jupiteriano y el amor: tiene
suerte. Y cuando no la tiene, se recupera con rapidez. Se muestra
parcial en cuestiones de honradez, pero esa es su única parcialidad; por
eso tiene tantos amigos y gente que le quiere bien. Dirige su mirada
mas allá de la apariencia externa de las personas, en busca de un valor
mas autentico e intrínseco. No es que no tenga enemigos; los tiene, pero
muchos menos de los que pueden acumular otros signos solares. Es
posible que quienes padecen el aguijonazo de su franqueza en el
comentario le miren con odio y sientan deseos de estrangularle, pero por
lo general acaban comprendiendo que su intención era inofensiva. El
pecado del varón Sagitario es la falta de tacto y el atolondramiento,
pero no la crueldad deliberada.
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Es posible que a estas alturas ya hayas descubierto que su manera de
hablar es tan directa como su flecha simbólica. Es capaz de decir cosas
horrorosas, y si estas enamorada de el, puede ser que salga de ello sin
mayores problemas. Pero tienes todo el derecho del mundo a ofenderte si
un Sagitario a quien acabas de conocer se te queda mirando francamente
con sus ojos brillantes y despiertos, antes de comentar que eres
exactamente el tipo de mujer que un hombre elegiría como querida. Cuando
estés a punto de darle con algo en la cabeza, pondrá el gesto más
inocente e infantil y te explicará con encantadora ingenuidad que lo que
quería decir era que, sabes, en la Edad Media los reyes y los
aristócratas hacían matrimonios de conveniencia. Entonces, claro, la
esposa solía ser una criatura fea y sin gracia, por más sangre noble que
tuviera. En cambio, la querida era hermosa y deslumbrante, el tipo de
chica con la que ellos habrían querido casarse enamoradísimos, si
hubieran imperado diferentes reglas. A él siempre le interesó ese
período, de manera que ha estado leyendo mucho sobre el tema. Es posible
que su explicación consiga calmarte, y hasta que te ufanes un poco.
Además quedarás impresionada. ¿Cuantos hombres hay que se pasen las
horas leyendo libros de historia sin obligación alguna? Quien sabe si no
es un genio. ¡Imagínate, si podrías ser la esposa de un intelectual! Te
equivocas, podrías ser la querida de un intelectual. Para el momento en
que su inteligencia te haya dejado boquiabierta, ya no te darás cuenta
de que si hubieras reaccionado bien ante su primera proposición -y no te
confundas, que de eso se trataba- él no habría perdido el tiempo con su
próxima jugada y tú serias una mujer caída.
Claro que no todas las mujeres aceptarían tan rebuscada explicación para
una evidente torpeza, pero no importa. Aunque sus victimas estallen
indignadas, cuando la cólera se enfría, vuelven a ser grandes amigas de
Sagitario. Que eso te sirva para comprender cuales son los peligros que
te acechan con ese chiflado aparentemente inofensivo. Con su sonrisa
cándida e ingenua, no recuerda en absoluto a un lobo; mas parece un boy
scout. Pero en asuntos de amor no es un boy scout. Mas vale que lo
tengas presente cuando te invite a salir de campamento.
El varón Sagitario vive su vida romántica en un nivel superficial, pero
lo plantea con sinceridad. (Después de todo, si te quitaras de los oídos
esas telarañas sentimentales, recordarías que el dijo “querida”; no
dijo “esposa”. Y el no es rey, y no estamos en la Edad Media.) Sagitario
busca relaciones frívolas, que a veces lo son en tal medida que se
convierten en promiscuas. Hay ocasiones en que las travesuras de un
Arquero pueden hacer avergonzar a un Escorpión... y te aseguro que no es
nada fácil hacer avergonzar a un Escorpión.
.
Volvamos a la cuestión de su honradez, que es un tema menos espinoso. Si
una amarga experiencia te ha enseñado lo frágiles que pueden ser las
promesas de amor eterno de otros hombres, apreciarás su franqueza. Ni te
acobardarás siquiera cuando te cuente la cantidad de aventuras que ha
tenido y lo que espera de ésta contigo, con toda claridad y lógica.
Sagitario no ajustará a sabiendas un lazo legal con una mentira en el
corazón o en los labios, pero de alguna manera puede complicarse en un
flirteo que termine en una propuesta matrimonial (posiblemente de la
muchacha, no de él), y tendrá que darse una gran carrera para escapar
del altar. Como es un poco torpe, es posible que tropiece y que ella le
alcance antes de que haya ido demasiado lejos. En ese caso, Sagitario lo
volverá a pensar todo y decidirá ilógicamente que, si ella le atrajo en
algún sentido -ya sea mental o físico, no importa cual-, terminara por
atraerle en todos los demás. Entonces accederá, se casara y así habrán
quedado sembradas las semillas de un nuevo divorcio de Sagitario.
Aparentemente, su capacidad de razonamiento (normalmente confiable) le
abandona cuando ha picado el anzuelo romántico.
No es raro que las mujeres interpreten mal la actitud de Sagitario y
piensen que la relación es mas seria de lo que en realidad es; eso mismo
produce a veces la impresión de que lo que él busca es una relación
turbia, cuando en realidad solo quiere conseguir una amistad
superficial, no física, o simplemente una chica que sea buena compañera.
Parece que en ambos sentidos el Arquero pierde. Pero como tiene suerte,
de la mayoría de sus líos sale con bien. No se puede negar que le gusta
el flirteo, pero no es únicamente sexo lo que busca; le gusta la
variedad y el estímulo mental. Si una mujer se pone pegajosa cuando él
no hace más que divertirse, procurará tomárselo todo a broma, aunque
decididamente ella no le verá la gracia. (¿Recuerdas que poco éxito
tiene el Sagitario típico con los chistes?) A muchos Sagitario les
acusan de coquetear con todas las recepcionistas bonitas y las chicas
atractivas que ven, y a veces hasta con la ancianita que vende
periódicos en la esquina o con la policía femenina. Pues bien, a ningún
hombre que esté en sus cabales se le ocurriría seriamente flirtear con
una policía femenina -mientras que ella esté de servicio, por lo menos-,
de modo que ya ves que esa injustificada sospecha es ofensiva para el
Arquero. Más exacto es decir que la mayoría de las veces no trataba más
que mostrarse alegremente amistoso.
Si eres una chica despierta, que usa la cabeza para algo más que para
meterla debajo del secador -y mas vale que lo seas, porque los hombres
de este signo valoran la inteligencia en una mujer-, a esta altura ya lo
habrás entendido. No seas celosa, no seas desconfiada. Dale mucha,
mucha cuerda si quieres terminar por colgarlo. No le hagas preguntas ni
llores ni le acoses ni le amenaces con dejarle. Ahógale con la libertad;
imagínate lo grato que puede ser eso para él. Si te tomas la vida con
el mismo ánimo con que se la toma él, y a la gente tal como es, reúnes
los requisitos básicos para ser la mujer-esposa que él necesita.
Mientras seáis básicamente sinceros el uno con el otro, remontar cometas
juntos puede ser la gran diversión. ¿A que preocuparse porque alguna
vez caerán al suelo? Si están tan hermosas y libres, balanceándose allá
en lo alto. No, a este hombre no tienes que darle todo lo que él quiera
para conquistarle. Limítate a ser lo que él quiere. Se vivaz y
despierta, pero deja que él dirija y domine tus energías. Disfruta con
los deportes. Sal de campamento con él, pero haz que te acompañe tu San
Bernardo. Muéstrate generosa, afectuosa, entusiasta, y no intentes
mantenerle todas las noches encerrado en la despensa, haciendo cremas. Y
deja bien en claro que tampoco él puede reclamar la exclusividad sobre
ti. Hazle saber que tú eres un espíritu libre, tanto como él. Jamás
eches agua fría sobre el entusiasmo con que abraza sus ideas
descabelladas, y ocúpate tú de otras cosas mientras él anda por ahí
disparando flechas a blancos imposibles. De esa manera, llegará una
maravillosa noche en que te diga sinceramente que tú eres más o menos
todo lo que él esperaba en una mujer. Una vez haya llegado a ese punto,
dile con la misma franqueza que tú tampoco tienes nada que objetarle,
pero que es hora de tomar una decisión. Explícale que él te gusta tanto
que hasta pensarías en casarte con él, siempre que te prometiera no
interferir con tu libertad. Si no es así, realmente ya no tienes más
tiempo para seguir saliendo con él. Es una lástima, ya que os entendéis
tan bien, pero siempre has tenido curiosidad por saber que tal era eso
de tener hijos; la maternidad es una cometa que también te gustaría
remontar. Tenlo todo preparado para que un antiguo amor te llame justo
en mitad de tu discurso. Arregla un encuentro como sin darle
importancia, en presencia de tu Arquero y, cuando cuelgues, sonríele con
tu mejor sonrisa y comenta que no hay razón para que no podáis seguir
siendo buenos amigos. Después, invítale a que salga con vosotros, para
que no tenga que quedarse solo por ahí. Con eso será suficiente. (¡No
hay de qué!)
.
Cuando os hayáis casado, es probable que no tengas problemas con tu
familia política. A muchos Sagitario les importan un bledo los vínculos
familiares. No aceptan la teoría de que hay que amar a los
consanguíneos, a menos que se lo merezcan.
Incluso los que sienten afecto por sus padres y hermanos los mantienen a
una distancia saludable. Les visitan y les muestran cálido afecto, pero
no admiten que los parientes se entremetan en su vida privada. Ocúpate
tú de que los tuyos tampoco interfieran.
Mantén siempre una maleta preparada, que tendrás que hacer muchos
viajes. Y tendrás que seguir llevando al San Bernardo cuando vayáis de
campamento, no ya como perro guardián sino porque a tu flamante marido
le encantan los animales. (Explícale al chucho que ahora ya no es
necesario que monte guardia ante la cremallera de la tienda.) Mantente
siempre ocupada y déjale salir solo todas las noches que quiera, sin
poner nunca en duda su fidelidad amorosa. Cuando se enoja, el Arquero es
capaz de echar una puerta abajo o de agujerear de un golpe una pared;
no hace más que soltar presión, pero complica las cosas, porque ¿cuántas
veces puedes estar llamando a los albañiles? Es mucho más fácil para
todo el mundo si empiezas por no acusarle nunca de falta de integridad.
Cuando haga algo malo, es casi seguro que te lo contara, y esa situación
ya será bastante difícil de afrontar, para que te andes preocupando por
cosas imaginarías. Prepárate para enfrentar su franqueza, por si ese
mañana llega alguna vez, y prepárate para saber que todavía te ama, en
vez de perseguir hoy falsos rumores. Respecto de las emociones humanas,
se tan practica como él; te sorprenderás de la fuerza con que puede
arraigar el amor en ese ambiente de sinceridad. La verdad tiene el poder
de reforzar la permanencia de una relación.
Tendrás que dedicar algunas horas al papel de mujercita de su casa. Como
le encantan los deportes, esperará probablemente que veas todos los
grandes partidos por televisión junto con él, pero también te llevará a
sus múltiples actividades sociales, si eres bonita y divertida y si te
gusta la gente. Sagitario no aguanta a las mujeres lánguidas y
pegajosas, sin capacidad de contacto social. Se enorgullecerá de
cualquier talento que tengas, de manera que esfuérzate por tener alguno.
Lee muchísimos libros y prepárate para defender alguna de sus causas,
especialmente las causas perdidas.
Es posible que sea un poco derrochón y que de vez en cuando le atraiga
algún juego de azar, pero el mismo impulso le hará ser generoso cuando
se trata de darte dinero para gastos, Si es un Arquero típico.
Probablemente no se opondrá a que quieras trabajar para tener tu propio
dinero.
Recibirás más de una crítica directa, y más de una vez, lamentablemente,
carecerá de tacto; tendrás que ir acostumbrándote desde ahora.
Ignóralas, que ya tendrás bastante con reparar las torpezas que cometa
con sus amigos. Se supone que eres tú la que entiende, ¿recuerdas? Es el
derecho que le diste, aquella noche que forzaste la situación.
Disfrutará más con los niños cuando sean mayores, pero los bebés y los
muy pequeñitos pueden desconcertarle un poco. A los papás Sagitario les
encanta, generalmente, salir con su progenie a dar paseos al aire libre.
Es posible que se sienta más próximo a los varones y que comparta sus
deportes y otras actividades, pero con las niñas será tierno y
afectuoso; encontrarán en él más bien un camarada que una imagen
paterna. A medida que crezcan se irán acercando más a él. De vez en
cuando, su franqueza puede molestarles, cuando necesiten intimidad; los
niños son celosos de sus secretos, y las curiosas indagaciones de
Sagitario, amén de sus observaciones nada recatadas, pueden llegar a
herir sus sentimientos. Las escapadas juveniles serán para el motivo de
diversión más que de enojo, pero esa misma tolerancia les marcara un
límite; es probable que sea estricto únicamente si le dicen mentiras.
Será una de las pocas ocasiones en que le vean disgustado. No le
desatiendas por los pequeños; cuando te llame para remontar con él
alguna cometa, deja los imperdibles y los polvos de talco, llama a una
canguro (que no sea tu madre) y ve con él.
El Arquero piensa con el corazón, no solo con la cabeza, y no siempre
será prudente; a veces demostrará un valor temerario. Tropezara, se
caerá, volverá a levantarse y a intentarlo de nuevo. Pero tú le perdonas
casi cualquier cosa, porque dará a tu corazón la satisfacción de un don
muy grande: un amor sincero.
.
.
.
.
LA MUJER SAGITARIO
.
.
-Entonces no importa-hacia que lado marches -dijo el Gato.
-Siempre que llegue a alguna parte-agregó Alicia como aclaración.
-Oh, seguro que llegarás -le tranquilizó el Gato-,con que marches el
tiempo suficiente.
.
.
No siempre te dirá las cosas que a ti te gusta oír. La mayoría de las
veces, hará que se te pongan los pelos de punta porque de ningún modo se
muerde la lengua, pero de vez en cuando te dirá algo tan especial y
esplendido que te darán ganas de ponerte a cantar.
Tal vez necesites un ejemplo. Escenarios: una cafetería. Tú acabas de
reunir el valor necesario para decirle que la amas, pero antes de que
hayas podido abrir la boca, te mira con sus enormes e inocentes ojos
azules -o castaños, luminosos y directos- y te pregunta con curiosidad:
“Dime, ¿cómo te sientes siendo tan bajo? ¿No te pone neurótico ni nada
de eso?”. Mientras tú tragas saliva, en un viril intento de rehacerte,
ella agrega: “Pero no te preocupes, que ha habido muchos hombres bajos,
como Napoleón y Fiorello LaGuardia”. Eso es casi agregar el insulto a la
ofensa, pero antes de que hayas tenido tiempo de marcharte, pensando
que no ha existido otra mujer que se mereciera más que la dejen
plantada, ella susurra con voz dulce: “A mí me enferman los hombres que
parecen postes de telégrafo. Tú eres perfecto. Esta noche, cuando
veníamos caminando hacia aquí, me fije que tenemos la altura justa para
andar juntos”.
Vuelve a sentarte, que te quedarás, y por mucho tiempo. Una muchacha
Sagitario, amistosa y franca, acaba de adueñarse de tu corazón con su
propio y peculiar encanto. Será siempre un poco demasiado franca, porque
ve el mundo exactamente como es, por más que use esas ridículas gafas
de cristales rosados. Tendrás que admitir que para ser capaz de eso hace
falta talento. Cualquiera no es capaz de aplicar una lógica razonable y
clara a todas las situaciones, ni mantener la bendita facultad de creer
que las cosas irán mejor o, en todo caso, de aceptarlas tal como son.
Las mujeres Sagitario son la encarnación del optimismo. Te dolerá cuando
ella te diga que le gustaría que ganaras algo más de dinero, pero
después agregará: “Claro que demasiado dinero vuelve egoísta a la gente.
Tal vez sea una suerte que seas pobre”. Admito que es una especie de
optimismo forzado, pero ya te acostumbrarás. Una mujer Sagitario jamás
te mentirá, aunque a veces desearás que lo haga. Si se te ocurre
preguntarle como pasa las noches que no está contigo, te dará un informe
perfectamente detallado y sincero de todas las cartas que le escribe a
ese apuesto médico que conoció el verano pasado durante las vacaciones, y
de las invitaciones telefónicas que rechaza. Hasta es posible que te
cuente los problemas de insomnio que sufre cuando se queda despierta, a
la noche, pensando si tal vez lo que siente por ti no será amistad en
vez de amor. Te darán ganas de decirle a gritos que mienta un poco de
vez en cuando. ¿Acaso no sabe que un hombre tiene su orgullo? Pero no
grites demasiado, porque podría ofenderse, y ella tampoco es exactamente
incombustible. Ya es sabido que Sagitario es capaz de cóleras
memorables.
Es probable que viva sola. Las de este signo son muchachas muy
independientes, y ambos sexos muestran una extraña indiferencia hacia
los lazos familiares. Tal vez se debe a que al viajar tanto no están en
casa con la frecuencia suficiente para llegar a conocer bien a la
familia. Incluso si sólo van al cine y a casa de sus amigas, siempre
están en movimiento. No quisiera asustarte, pero una vez conocí a una
mujer Sagitario tan poco sensible a los matices de las relaciones
familiares que invitó a un novio rechazado a que la acompañara en la
luna de miel con su nuevo marido. El pobre parecía tan solitario, y
además decía que él se pagaría sus gastos. ¿Por qué la miras de esa
manera? ¿Acaso hizo algo malo?
.
Hay una cosa que tienes que aprender sin pérdida de tiempo, si quieres
que tus relaciones marchen bien. Cuando quieras que ella haga algo,
pídeselo, no se lo ordenes. En lo que a Sagitario se refiere, la técnica
del hombre de las cavernas funcionaba bien para Tarzan y Jane. A ella
le gusta que la protejan, pero no quiere que le den órdenes. Ni siquiera
su madre lo consigue, y ¿qué podría hacerte a ti mas privilegiado que a
su madre? Es posible que la madre sea Aries, y si una mujer marciana no
puede imponerse a ella, no habrá hombre en el mundo capaz de
conseguirlo. Sin embargo, su naturaleza es curiosamente retorcida;
aunque le disguste que alguien se lo imponga, sobre todo en público,
cuando quiera poner a prueba tu firmeza, muéstrate firme. Las mujeres
jupiterianas no toleran a los hombres débiles e indecisos. Si se pone de
ánimo demasiado vivo, y su punzante lengua llega a ser demasiado
sarcástica, o si amenaza con una actitud cualquiera que realmente te
exaspera, dale un toquecito del tratamiento de Tarzan, apenas lo
necesario para mantenerla a raya. Algo del tipo de “Haces eso y te rompo
el cuello”. Es posible que, si se convence de que la cosa va en serio,
reaccione con una humildad sorprendente. Una mujer Sagitario no tiene la
menor intención de renunciar a su individualidad por un hombre, pero le
gusta saber que la consideras una mujer.
Es posible que te confunda, pero eso no es nada comparado con lo que
ella misma se confunde. Son muchas las mujeres Sagitario que confunden
amistad con amor y amor con amistad. Si tú eres uno de esos hombres
chapados a la antigua, que gustan de la timidez y las evasivas en las
mujeres, es mejor que te busques otra compañera de juego. Esta señorita
es franca y directa con los hombres, y no estará dispuesta a entrar en
el tonto juego de “¡Imagínate como me siento!” o “¡Imagínate lo que
pienso!”. Lo que ella siente y lo que piensa no difiere lo mas mínimo de
lo que hace y lo que dice. Su deslenguada franqueza provoca,
naturalmente, malas interpretaciones, su buena cantidad de duras
batallas, y ni hablemos de sentimientos heridos, pero no aplasta el
espíritu de Sagitario. El orgullo de Júpiter aflora a la superficie para
rescatarla en una crisis y le permite superar el dolor de su corazón
destrozado como si fuera una broma. Por dentro, es posible que esté
llorando, pero pondrá tanto ingenio para responder a las preguntas de
los amigos sobre la ruptura que todos terminarán por decidir que para
ella eso no había sido más que un flirteo sin consecuencias. Pocos se
imaginarán como empapa la almohada noche tras noche, mientras se
pregunta que pudo haber sido lo que ella dijo para estropearlo todo. Tal
vez fuera esa vez que cuando él llamó cerca de medianoche desde el
vestíbulo, le dijo que no subiera hasta su apartamento, porque estaba
“hablando con un hombre que tenia muchos problemas”. En realidad, el
hombre era su cuñado, pero ella, con la peculiar habilidad de Sagitario
para omitir lo más importante del relato, se olvidó de decírselo.
Además, ¿por qué tenia que dar explicaciones? (Todos los Sagitario se
muestran virtuosamente enfurecidos cuando se pone en tela de juicio su
integridad.) O podría haber sido cuando él le pregunto si no tenia
inconveniente en que su hermanita pequeña les acompañara al cine y ella
le salió diciendo: “Vaya, espero que eso no signifique que cuando nos
casemos la tendremos todo el tiempo encima”. Es muy posible que la niña
le hubiera gustado mucho, pero el natural temor de Sagitario a verse
abrumado por los parientes políticos la llevó a dar esa respuesta tan
desconsiderada. Ahora echa tanto de menos a la hermana como al hermano,
pero es demasiado tarde para explicar lo que quiso decir, y además,
nadie lo entendería.
Para ella, este tipo de callejones sin salida resultan insondables, pese
a toda la lógica de sus procesos mentales, y con frecuencia llevan a
las jóvenes de Júpiter a un romántico país de nunca jamás, en el que no
saben donde puede encenderse inesperadamente el fuego, ni por que,
además de que tienen miedo de quemarse cuando se encienda. Por eso
Sagitario se muestra demasiado fría y tranquila, incapaz de tomar en
serio a nadie, y a si misma menos que a nadie. Al flirtear abiertamente,
y sin la menor intención de que la cosa se convierta en algo eterno o
duradero, se ganan la reputación de mujeres frías y sin corazón. Un
signo de fuego jamás es frío y sin corazón, pero claro está, por ahí
andan un montón de hombres que no saben nada de astrología y que lo
ignoran. Si semejante estado de cosas es causa finalmente de que se
quede soltera, Sagitario no será sin duda alguna una solterona seca y
amargada. Seguirá jugueteando y divirtiéndose con la vida; tendrá una
docena de intereses que pueden llenar el lugar del hombre, y con cada
uno de ellos disfrutará muchísimo.
.
Claro que a ti no te interesan las solteronas Sagitario; lo que piensas
es hacer tu esposa de una muchacha de este signo. (Por lo menos, yo
espero que tus intenciones sean honorables, porque esta pobre chica ya
tiene bastantes problemas sin que tú te propongas seducirla.) Dejemos de
ocuparnos de la promiscuidad, para pensar en el matrimonio. Como los
Sagitarios varones, las Arqueras se espantan un poco ante el connubio,
de modo que para que se deje ensartar (es decir, para que acepte tu
propuesta de matrimonio) tendrás que valerte como cebo de algunas tretas
coloridas e ingeniosas. En sus relaciones con los hombres, Sagitario es
vivaz y anticonvencional; como se considera tu igual, es posible que,
además de ponerse tu suéter, copie tu manera de ser. Si, como a muchas
mujeres de su signo, le gustan los deportes y la vida al aire libre, es
posible que te cueste un poco distinguirla de los muchachos. No es que
sea lo mismo; para empezar, cuando lo usa ella, tu suéter parece otra
cosa. No se trata de que las mujeres jupiterianas sean agresivamente
masculinas por naturaleza; pueden ser lo mas dulce y femenino que hayas
tenido en tus brazos. Simplemente, es que tiene tantos compañeros
varones que te acostumbrarás a verla en una multitud, por todas partes,
salvo en el baño turco y en el gimnasio. Como es tan absolutamente
sincera y franca, muy probablemente le tendrá sin cuidado su reputación y
desdeñará las hipocresías que impone la sociedad. Si le preguntas algo
al respecto, te contestará sin ambages; es posible que te diga que
volver a casa a medianoche no es inicio de promiscuidad más convincente
de lo que puede serlo como signo de inocencia el volver a horas más
convencionales. Ella sabe que su moral es irreprochable, y es lo único
que importa. Naturalmente, se equivoca de medio a medio: lo que piensen
los demás es muy importante para la reputación de una mujer. Pero
intenta comprender su actitud, y no pienses que es veleidosa porque se
ríe de algunos chistes, por lo general sin haberlos entendido ni
remotamente (las sutilezas del doble sentido suelen escapársele a
Sagitario). De modo que si se queda toda la noche levantada para ver
salir el Sol desde lo alto de algún monumento (o de algún silo, si es
que vivís en el campo) eso no significa que sea la chica mas loca de la
ciudad.
La verdad es que en el fondo de su corazón es confiada como un niño. Ve
las cosas de manera tan ingenua que es vulnerable a los lobos, los
estafadores e impostores (aunque, cosa rara, esto sólo ocurre en las
relaciones amorosas). Olvídate de la astucia con que discute y de lo
asombrosamente lógica que puede ser; todo eso no tiene nada que ver con
el corazón. No es la mente de Sagitario lo que está en discusión, esa
mente inteligente y rápida, capaz de hacer frente por sí sola a
cualquier tipo de emergencia; es el corazón lo indefenso, el que con
tanta frecuencia tropieza y se llena de magulladuras.
Hay otra cosa: es un poquitin torpe. A veces, cuando una muchacha
Sagitario se te acerque por la calle con sus largos pasos de caballo
pura sangre, pensarás que es la mujer mas graciosa que hayas visto en tu
vida... hasta que tropiece en una irregularidad de la acera, se agarre
torpemente al toldo del puesto de frutas para no perder el equilibrio y
desparrame dos cajones de naranjas. Es posible que el dueño del puesto
diga algunas cosas feas, pero no tardará en encogerse de hombros,
decirle que no se preocupe y regalarle un puñadito de uvas. La
disposición alegre de Sagitario es capaz de ablandar los más duros
corazones. Habrá veces en que esta muchacha te hará pensar en un perrito
juguetón y torpe que menea alegremente el rabo mientras camina por
encima de tus pies. Pero es que los cachorritos así encuentran siempre
gente que les ama y les da de comer. Claro que darle de comer a un perro
sale un poco mas barato; las chicas típicas de este signo suelen tener
muy buen apetito. Les gusta comer y beber, vestirse bien y, cuando
viajan, viajar en primera. Sagitario es dispendioso por naturaleza
(salvo que la Luna este en Capricornio o tenga un ascendente Virgo). El
dinero por el dinero mismo no les interesa, y en la mayoría de los casos
cuesta bastante enseñarles el valor que tiene un dólar. Antes de
prestarle tu tarjeta de crédito, fíjate bien cual es su ascendente.
.
Es posible que esa chica Sagitario con la que te has enredado esté en el mundo del espectáculo, porque a muchas de ellas les fascinan las candilejas. En ese caso, será mejor que te hagas a la idea de que lo primero será su carrera, mientras no se canse. El sordo murmullo de los aplausos y la atracción de los bises sonarán en sus oídos como un sonido más convincente que todas las frases románticas que puedan ocurrírsete. Jamás la obligues a elegir entre agradarte a ti y la emoción de agradar a montones de gente junta, con el esplendor de su personalidad. Después de un tiempo se asqueará de la hipocresía y el relumbrón artificial que la rodean en el mundo del espectáculo. Y volverá corriendo a casita, a hacer un ensayo de vida doméstica con alguien real: tú. Alguien que crea que la sinceridad es hermosa y el engaño feo: de nuevo tú. Dejar su profesión no cortará para siempre sus alas: al nacer se las aseguraron a los talones. Siempre rondará cerca de ella el microbio de los viajes, para producirle un ataque de fiebre errabunda. Cuando puedas, sal de vacaciones con ella, y si no, déjala que se vaya sola en el tiovivo, y confía en ella. A quien ama es a ti, no a los payasos organilleros con quienes le gusta pasar el tiempo.
Es posible que esa chica Sagitario con la que te has enredado esté en el mundo del espectáculo, porque a muchas de ellas les fascinan las candilejas. En ese caso, será mejor que te hagas a la idea de que lo primero será su carrera, mientras no se canse. El sordo murmullo de los aplausos y la atracción de los bises sonarán en sus oídos como un sonido más convincente que todas las frases románticas que puedan ocurrírsete. Jamás la obligues a elegir entre agradarte a ti y la emoción de agradar a montones de gente junta, con el esplendor de su personalidad. Después de un tiempo se asqueará de la hipocresía y el relumbrón artificial que la rodean en el mundo del espectáculo. Y volverá corriendo a casita, a hacer un ensayo de vida doméstica con alguien real: tú. Alguien que crea que la sinceridad es hermosa y el engaño feo: de nuevo tú. Dejar su profesión no cortará para siempre sus alas: al nacer se las aseguraron a los talones. Siempre rondará cerca de ella el microbio de los viajes, para producirle un ataque de fiebre errabunda. Cuando puedas, sal de vacaciones con ella, y si no, déjala que se vaya sola en el tiovivo, y confía en ella. A quien ama es a ti, no a los payasos organilleros con quienes le gusta pasar el tiempo.
Es posible que su actitud desaprensiva ante el amor y su reticencia
frente al matrimonio te hagan pensar que carece de sentimientos. Eso es
totalmente erróneo: una película triste le hará llorar a mares, y si lee
poesía le verás los ojos húmedos. Es probable que guarde todas las
notas que alguna vez le escribiste, los despojos de las flores que le
compraste en aquella ocasión bajo la lluvia, y las entradas del partido
de hockey donde te conoció.
En cuanto a sus dotes de ama de casa, ten valor y paciencia. A las
chicas Sagitario les aburre hasta la saciedad el castigo de sacudir el
polvo y fregar los suelos. Tan pronto como hace una cama, se les
deshace. Vaya, y uno que pensaba que la muy maldita duraría unos días,
con el trabajo que le costó meter bien las sábanas en los ángulos. Todo
eso la enferma de muerte. Sin embargo, es probable que cuando tenga su
propio hogar se aguante su disgusto. Si tú tienes la posibilidad de
pagarla, preferirá que tengáis una doncella; si no, se ocupará ella,
tercamente, de que la casa brille. Su madre no podrá creerlo. ¿Esa
criatura descuidada, dando cera a la mesita del café? Imposible. Pero el
orgullo y la eterna lógica de Sagitario lo consiguen; para ser fiel a
si misma, tu Arquera necesita verse rodeada de belleza y pulcritud, y no
tarda en entender que si no limpia ella el linóleo, no hay quien lo
haga. Si de niña se vio obligada por las circunstancias a ayudar en
muchos menesteres domésticos, es posible que al principio se rebele,
pero acabará comprendiendo que es mejor quitar el polvo de los rincones
con un mínimo de resentimiento.
¿Y en la cocina, como andamos? Bueno, no es fácil decirlo. Tal vez sea
mejor que los fines de semana salgáis a comer fuera. Si durante la
semana te prepara comidas decorosas, no esperarás que también los
sábados y los domingos marque la tarjeta. Para la mayoría de las mujeres
Sagitario (si no tienen ascendente Tauro, Cáncer o Capricornio), la
cocina no es exactamente un éxtasis, pero si está empeñada en hacerte
superar un bache depresivo, puede prepararte algún postre fantástico.
Sus propios estados de ánimo pueden ser un espanto, pero esos episodios
son raros, y generalmente tan breves que apenas si llegarás a
percibirlos. Cuando está realmente herida, su lengua puede ser
amargamente sarcástica, pero se olvida de lo que dijo casi antes de
haber acabado de decirlo, y no puede entender por que sigues insistiendo
en ello. Sagitario no es mujer para un hombre cavilador y melancólico;
un clima sombrío y pesimista puede enfermarla, real y físicamente.
.
Seguramente, sus hijos la adorarán; será excelente compañera y se
divertirá muchísimo jugando con ellos. Una vez superado su primer miedo a
la responsabilidad, se las arreglará con los pañales y los baños
diarios como la mas pulcra y eficiente de las niñeras. Casi todo lo que
hace lo hace bien, con gracia, cuando finalmente se decide a aprenderlo.
Lo mismo que los mayores, de pequeños recibirán generosas dosis de su
optimismo y de sus comentarios desconsiderados. Si sobreviven a sus
verdades desnudas, crecerán en la convicción de que jamás ha habido una
hermana mayor tan sensacional como ella, que les contará cuentos
divertidos y de final feliz, y cederá súbitamente al impulso de
llevarles de picnic a los bosques, en busca de los tres ositos (ella
misma cree en cierto modo que tal vez estén por allí escondidos). Los
niños estarán bien vestidos, sin que ella haga de eso una cuestión de
honor, y serán de espíritu alegre. Si aprenden de ella algunos recursos
nada convencionales (digamos, a estampar las cortinas extendiendo la
tela cruda en el suelo para después caminar descalzos sobre ella con las
plantas de los pies untadas de pintura amarilla), por lo menos no
tendrás la casa llena de conformistas. Su sinceridad dejará huella en el
carácter de los niños. Si después de haber buscado bien debajo de todos
los abetos, no encuentran a los tres ositos, es probable que ella les
diga que no se preocupen... que era broma; pero primero los habrá
buscado. El niño que escribió al director del Sun de Nueva York para
preguntarle si realmente existía Santa Claus tenia que tener como signo a
Sagitario, o por lo menos el ascendente. Es probable que ella eduque a
sus propios hijos con la respuesta, franca pero realista: “Si,
Virginia...”.
Las madres de Júpiter tienen que controlar su tendencia a no dar
demasiada importancia a la disciplina, salvo cuando están cansadas o
enojadas... que es el peor momento para imponerla.
Cuando invites a tus amigos, tendrás una anfitriona encantadora; nadie
lo hace con tanta gracia como una mujer Sagitario, ni siquiera sus
hermanas Leo, que no son nada torpes en su desempeño social. Su actitud,
alegre y amistosamente abierta, tiene un matiz que hace que la gente,
sea el basurero o tu jefe, se sienta auténticamente bienvenida. En la
más tensa de las situaciones, Sagitario sabe romper instantáneamente el
hielo, aunque también puede conseguir que se enarquen algunas cejas.
Mientras dejes que se sienta dueña de su propia alma, y en modo alguno
prisionera, tu optimista compañera Sagitario te dará un triple
dividendo: su lealtad, su confianza y su afecto. Los tres son
inseparables, porque cuando una Arquera da su amor, da siempre su
amistad al mismo tiempo.
Las mujeres de Júpiter son idealistas incurables. Y te diré un secreto
que tal vez la tuya no te haya confiado nunca: se enamoró de ti hace
muchos años, cuando era pequeñita y pedía a la luna nueva que le enviara
a alguien para compartir la sinceridad de su corazón. Hubo montones de
veces en que le pareció que te había encontrado, pero se desilusionó.
Pero cuando por fin llegaste, te reconoció al instante, porque eras un
apacible payaso con algunos sueños propios, que la tomo de la mano y le
mostró el camino que conduce a las estrellas.
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EL NIÑO SAGITARIO
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Cerca de nuestra casa hay un perrillo tan lindo...
Un terrier pequeñito, de ojos brillantes, sabes, ¡y con pelo castaño,
tan largo y rizado!
Y va a buscar las cosas cuando se las arrojas,y se sienta para pedir
comida
y hace toda clase de cosas, tantas que ni la mitad de ellas recuerdo.
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En el edificio donde vivo hay una muchacha irlandesa de pelo oscuro, que
nació en diciembre; toca la guitarra, y a veces compone canciones. Una
vez escribió un verso que me pareció fabuloso, pero el resto de la letra
no le salía. Con semejante comienzo, no tenía por que preocuparse: “Me
saludaste, agitando tu corazón como un pañuelo...”.
Esta extraña frase resume lo que son todos los Sagitario, desde que
nacen hasta que alcanzan los cien años; el calendario no importa. De
todas maneras, no crecen jamás. Fíjate bien en tu hijita Sagitario y
veras si no agita su corazón como un pañuelo, o como el rabo de un perro
grande y amistoso. Y lo mismo, con igual entusiasmo, hacen los varones
de este signo, que necesitan desesperadamente ser amados por su
sinceridad. Los niños Sagitario son alegres y juguetones payasos en
miniatura, que cuando se sienten rechazados ríen con los ojos llenos de
lágrimas. Hasta los bebés exhiben su carácter alegre y su deseo de
camaradería. El niño Júpiter llorará si le dejas solo, pero lleva la
cuna a la sala de estar, donde los adultos ríen y conversan, y se
dormirá tranquilamente, arrullado por el murmullo cálido y
tranquilizador de las voces humanas. Sus sueños serán tanto más gratos
cuanto mas acogedora y familiar sea la atmósfera de amor y felicidad en
que crezca. Mas adelante se desprenderá bastante de los vínculos
familiares, pero mientras sea pequeño necesitará la seguridad del olor
humano, de ver y oír a los humanos, de la misma manera que un cachorrito
necesita que le pongas en la cesta uno de tus viejos jerseys para
enroscarse cómodamente en ella. Si a un niño de este signo se le niega
esta forma de íntimo contacto humano, se retraerá en sí mismo y puede
volverse un tanto sarcástico. Además, se buscará un sustituto, como la
frazada vieja y sucia de Linus en Charlie Brown. Puede ser un almohadón
suave, que pueda abrazar, o un osito de felpa, sin orejas y sin nariz,
pero para él representa la seguridad aunque te habría preferido a ti.
Los varones Sagitario ponen de manifiesto su naturaleza confiada y feliz yéndose a pasear al bosque con una caña de pescar de fabricación casera y una lata de lombrices, descalzos, silbando alegremente, dispuestos a charlar con quien encuentren y acompañados por su perro. De pequeño, Sagitario es informal, y jamás deja del todo de serlo. Las niñitas de Júpiter suelen pasar por una época en que les encantan los juegos de varones, y mientras este creciendo estarás continuamente aconsejándole que “se porte como una dama”. Pero los de este signo son chicos que tienen sus propias ideas respecto de que es lo que hace que alguien sea “una damita” o “un caballerito”. Lo primero es la sinceridad. Desnuda, sin ornamentos, brutal. La refinan hasta hacer de ella un arte, y lo mismo esperan de ti, o bien... ¿0 bien que? O bien se negarán a convertirse en dóciles esclavos que obedecen mansamente todos los caprichos de los padres.
Tu autoridad no es coto vedado para la mentalidad curiosa y franca del
niño Sagitario. La obedecerá sin resistencia, si se convence de que hay
lógica en tus órdenes, que deben pasar primero por el tamiz de su mente
inquisitiva y razonable; si no sales con buenas notas de la prueba, te
darán de lado. Y ahí te quedarás, agitando amenazante tu autoridad o tu
vara, y ahí seguirá él agitando a su vez, desafiante, su sinceridad. Si
eres justo y procuras ser tan sincero como él, un niño Sagitario
aprenderá a respetar tus normas. Cuando sepas que estás en lo cierto,
tendrás que ser firme y darle buenas y sólidas razones. Cuando te
equivoques, tendrás que admitir tu error y salvar la situación con una
honrada confesión de tu propia estupidez. Admitamos que muchas veces los
padres insisten en que se respeten las normas que ellos imponen por su
propia conveniencia, más que por el bienestar del niño. Un mocosito
Sagitario olfatea esa clase de juego sucio a un kilómetro de distancia,
mientras las narices se le estremecen de furia alimentada por una justa
indignación. Es mejor que te prepares para explicarle con calma todas
tus órdenes e indicaciones, o para cansarte de usar la vara antes de que
la obstinación jupiteriana frente al castigo injustificado empiece a
dar signos de debilitarse.
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“La curiosidad mató al gato”: he aquí una frase que suelen usar con
frecuencia quienes tienen niños nacidos en diciembre. La curiosidad de
Sagitario es infinita. Empieza el día con una pregunta, y cuando se
queda dormido tiene una pregunta en los labios. Cuando son muy pequeños y
apenas si están aprendiendo a hablar y a explorar el ancho mundo,
preguntarán cosas como: “¿Por qué no debo tocar la estufa?”, “¿por que
los caramelos me estropean los dientes?”, “¿es cierto que las zanahorias
rizan el pelo?”, “¿cómo es que Santa Claus necesita cartas, si es
mágico?”, “¿por qué papá te hizo un guiño cuando hablabais de la segunda
luna de miel, y por que dijiste que una luna es de miel?”, “¿por qué
hablas como si hubiera dos lunas, cuando Billy dice que no hay mas que
una?” (Billy es su hermano mayor, demasiado despabilado para su edad... y
Acuario, ¡y si tienes una combinación así en tu casa, ya puedes
prepararte!). Durante el almuerzo, durante la siesta, durante la cena,
las preguntas zumban como moscardones. “¿Por qué dijisteis que Billy
entró al cine de gorra, si yo le vi y no llevaba nada en la cabeza?”
“¿Por que te contó mi osito que yo me comí los bizcochos? ¿Por qué
conmigo no habla como habla contigo?”
Como verás, la mayoría de las preguntas de los niños Sagitario van
dirigidas a pinchar el globo de la hipocresía adulta, o de la
presunción, cuando no la mala fe lisa y llana de los mayores. De nada te
servirá irritarte y vociferar: “¡Cállate la boca, que si dices una vez
mas "porque" te daré una bofetada! No quiero volver a oírte esa
palabra”. Volverás a oír, implacablemente, la vocecita del Arquero:
“¿Por qué no?”.
Más tarde, cuando los pequeños Sagitarios sean ya mayores, las preguntas
serán: “¿Por qué tengo que regresar a una hora determinada, si tú dices
que tienes confianza en mi?” (y en estos niños confiarás, o por lo
menos deberías hacerlo). “¿Por qué te preocupa lo que piense la gente?
¿Es que la gente te importa mas que yo?” Ahí tienes una pregunta
difícil; mejor que vayas practicando la respuesta mientras le cambias
los pañales. Un adolescente Sagitario jamás aceptará sin mas tus reglas,
si la base de ellas es la convivencia social más que tu preocupación
por su bienestar. Claro que tu insistencia en la observancia de ciertas
exigencias sociales permite algunas buenas respuestas, firmes y lógicas,
que ponen en juego la reputación y su inapreciable valor; pero
asegúrate de que las has ensayado bien y de que suenan convincentes.
El antiguo refrán según el cual cuando los hijos son pequeños te pisan
los pies, pero cuando son mayores te pisan el corazón, debió de haber
sido escrito pensando en Sagitario. Es innegable que son niños
desmañados, y a veces sencillamente torpes; ten una buena provisión de
tiritas y de tintura de yodo en el botiquín, porque los Arqueros en
miniatura tropezarán con tus pies y se te pondrán en el paso de la
escoba, la aspiradora y todas las buenas intenciones que tengas. Es
posible que tengas magulladuras constantes, en algún dedo del pie y en
tu autoestima, pero eso no es nada comparado con las que tendrás en el
corazón el día que tu vástago jupiteriano, varón o niña, le ponga
firmemente el pie encima. Su necesidad de libertad es tan intensa que
excluye también la liberación de las ataduras familiares, y estos niños
pueden irse de casa con extraordinaria precocidad, y, a veces, pasar
largas temporadas sin telefonear ni escribir. Esto puede causar algunas
dolorosas puntadas en la región del esternón, pero la mejor cura para
esas dolencias parentales es asegurarse, mientras Sagitario es aun
pequeño, de que aprenda a respetarte por tu tolerancia y tu sentido del
honor. Si eres prejuicioso y estrecho de miras, es posible que no le
veas más que los días de fiesta... si tienes suerte. Pero si evitas
medir a sus amigos con otro baremo que no sea el de su auténtico valor, y
si le has demostrado que tienes fe en su honradez y en sus sueños, tu
hijo volverá a casa a renovar su amor y a pisarte los pies, para
regocijo de tu corazón. De otra manera, se quedará por ahí con su
frazada o su almohadón o su osito de felpa, representados ahora por
amigos que le aceptan tal como es y que tienen fe en él.
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Prepárate para cuando el romance asome desde muy temprano en su rizada
cabeza. Con las chicas, probablemente no será grave. No se tratará más
que de los primeros ensayos de su feminidad. En cuanto a los varones, es
posible que necesiten algunas clases especiales sobre el tema de los
pájaros y las abejas; mas vale prevenir que curar.
También tendrás que enseñarles a economizar, porque los niños Sagitario
son poco ahorradores. Tienen que aprender que cuando han gastado lo que
tenían, ya no hay mas, no les ayudes a tapar agujeros. Si se gastan el
dinero para el bocadillo en revistas de historietas, pues que se las
arreglen durante la semana llevando a la escuela sándwiches de mermelada
o de mantequilla de cacahuete. Aunque parezca un poco duro, es
necesario. Algún día, las organizaciones crediticias te lo agradecerán.
Tanto a los niños como a las niñas Sagitario les gustará, probablemente,
ir a la escuela. Su inteligencia polifacética y su gran curiosidad
harán del aprendizaje un juego fascinante, si una rutina demasiado opaca
y aburrida, y un exceso de insistencia en normas estrictas y hábitos de
estudio demasiado rígidos, no acaban agotando su innata inquietud.
Cuanto más progresista sea la educación que se les imparta, mejores
alumnos serán los pequeños Arqueros, y con más placer estudiarán. Son
inquietos, y si se les obliga a estar continuamente sentados o a
refrenar su fantasiosa imaginación no tardarán en perder todo el
incentivo, y -triste es decirlo- a veces de manera permanente. Si sus
maestros son severos e intolerantes, o si son victimas de sistemas de
enseñanza pobres en imaginación, los niños Sagitario tienden a dejar la
escuela para comenzar a trabajar.
El sistema de distinciones da buenos resultados con los jóvenes
Arqueros. Si se tiene confianza en él, un niño de Júpiter jamás
recurrirá a ninguna forma de engaño; en caso contrario, puede llegar a
la conclusión de que eso no tiene importancia. Si nadie cree en él,
¿para qué esforzarse?
Su interés por la religión puede ser profundo y muy serio. Son el tipo
de niños y niñas que a muy temprana edad deciden ser sacerdotes, monjas,
ministros, rabinos o misioneros en algún país extranjero. A medida que
crecen ponen en tela de juicio los dogmas y es posible que, en su eterna
búsqueda de la verdad, cambien de fe y de afiliación religiosa. El
Cuerpo de Paz atrae invariablemente a la juventud de Júpiter: les atrae
la idea de correr mundo y la ocasión de poner en práctica su idealismo.
Luchar por una causa les permite desarrollar sus fuerzas. Si no tiene un
hueso, es posible que un cachorrito destroce el diván o haga tiras las
cortinas; un joven Sagitario sin una causa por la que luchar puede
atacar una ideología con un fervor y un fanatismo tales que dañe
irreparablemente su futuro.
Lleva los ojos confiadamente fijos en las estrellas, y puede ser que
sufra unos tropezones por el camino, a fuerza de no advertir las rocas
que se interponen en su trayecto. El pequeño Arquero es sincero e
independiente; dale lugar suficiente para que practique y se ejercite
con su arco. Necesita sentir la hierba bajo los pies desnudos, recibir
la lluvia en la cara y asar sus sueños en los brillantes y cálidos rayos
del sol hasta que estén perfectamente a punto. Ahí está, agitando como
un pañuelo su corazón joven y optimista, para saludarle. Devuélvele el
saludo agitando tu alegre confianza en él.
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EL JEFE SAGITARIO
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-¡No, no! Empecemos por las aventuras -exclamó el Grifo con tono de
impaciencia-,
que las explicaciones llevan demasiado tiempo.
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Es posible que tu primera semana de trabajo con un jefe Sagitario te
deje un poco confundido, sin saber si reírte o llorar. Es evidente que
ese señor es un tonto.
¿O será un genio? No, ninguna de las dos cosas; simplemente es un patán,
aunque mirándolo mejor, tiene algo de Don Quijote. Pero eso no podría
ser, dado que te insulta con tanta erudición. Claro que también te
halaga con tan cálida sinceridad... Mírale, si es tan desgarbado como un
potrillo de tres patas, y de pronto aparece tan gracioso como un pura
sangre. ¿Qué demonios usa, acaso son espejos deformantes?
Después de la segunda semana decidirás, no muy tranquilo, quedarte un
tiempo para ver que pasa. A estas alturas, ya estás convencido de que su
madre 1o echó completamente a perder. Te equivocas; él no le dio
tiempo. Siempre hizo lo que quiso hacer.) Bueno, pero el problema que se
lo aguante otro, no tú. Tú te vas muy pronto. Que se arregle ella con
el tipo... su mujer, claro, a quien ya has empezado a compadecer. (Es
cierto que de vez en cuando ella misma se compadece un poco, pero la
vida que lleva es emocionante.) En cuanto a ti, estás seguro de que tu
jefe te aborrece secretamente. (Le pareces estupendo, pero es que es de
una sinceridad brutal cuando cometes errores, y dolorosamente franco si
se trata de señalar defectos.) Crees que está pensando en ascenderte.
(Todavía no, lo que pasa es que ayer estaba un poco demasiado eufórico.)
Esta mañana te invitó a almorzar, así que ahora podrás conocerle un
poco mejor. (Pero canceló la invitación, porque se había olvidado de que
tenía que hablar en una reunión del club.)
Dos meses más tarde, tú y tu psiquiatra llegáis a la conclusión de que
ya es hora de hablar seriamente con él. Tú acabas de decidirte: si
presta atención a tus quejas por su comportamiento incierto y
enigmático, para que puedas saber que suelo estás pisando, con él y con
la compañía, seguirás en tu puesto; si no es así, te vas. Y se lo
plantearás firmemente. (Que pena, acaba de irse a Londres.) Está bien,
puedes esperar. Pondrás todas tus cartas sobre la mesa cuando el
regrese, y le dirás exactamente como te sientes. Dale unos días para que
vuelva a estar bien al tanto de las cosas; parece un poco cansado. Pero
tú no vas a dejarte impresionar por eso; mañana ya estará bastante
recuperado como para escuchar razones. (En cambio, tendrás que llamar al
aeropuerto, porque se va a Tokio.) Pero, ¡un momento, a ver! ¿Cuando
piensa aterrizar en alguna parte el tiempo suficiente para que tú le
digas lo que no te gusta de la forma en que te trata?
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¿Quieres saber la respuesta, de veras? Nunca. Tu jefe Sagitario engrasa
todas las mañanas los rodamientos de sus patines de ruedas y con ellos
se desliza despreocupadamente por la ciudad, organizando una gigantesca
campaña de promoción tras otra. Puedes estar seguro de que no quiere
detenerse durante el tiempo suficiente para que le señales sus errores:
él piensa que es muy buen tipo y, en realidad, cuando te dejas de
pensarlo, lo es. Muchas veces es tímido y desvalido, y necesita que le
comprendan.
Pero, ¡que siga haciendo esas increíbles observaciones a la gente! ¿Y
por que después te toca a ti disculparte en nombre de él? Llega un
momento en que uno puede quedarse sin excusas. (Telefonea a su mujer,
que ella las tiene archivadas por orden alfabético.)
No es justo que él siga sonriendo tan campante mientras ignora
completamente lo que tú dices, y se niega a ajustarse a un horario.
(Habla con su madre, que le encantaría tocar contigo ese tema; hace años
que espera poder encontrar a alguien que la entienda y se compadezca de
ella.) Entonces, ¿qué vas a hacer? Simplemente, tienes que hacer algo.
Podrías probar escribiéndole una carta, pero asegúrate de que es lógica,
sin falsas emociones ni argumentos unilaterales que le presenten a él
como el malo y a ti como el bueno. Si el bueno es él. Plantea bien las
cosas y las pensará, y tratará de corregir su actitud, pero a lo que no
está dispuesto es a pasarse seis horas hablando de eso. A su juicio, hay
aventuras más emocionantes que escuchar una lista de las cosas que hace
mal. Además, si de todas maneras no va a cambiar, ¿por que hacerle
perder el tiempo? ¿Es que no tiene virtudes, acaso? Bueno, pues las
tiene. Empecemos por ahí: aférrate a ellas y olvídate de lo demás. Es lo
que hizo su madre, y lo que hace su esposa. Imítalas, que ellas son
sabias.
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Podrías empezar por hacer una lista de sus aspectos buenos. Lo primero,
tendrás que admitir que rara vez se pone gruñón. Solo de vez en cuando,
si alguien trata de sofocar el fuego de su entusiasmo, o si ese pesado
del contable insiste en recordarle lo que significan las cifras de su
informe de gastos del mes pasado. Generalmente, tu jefe Sagitario es un
hombre cordial, optimista, alegre. Ese es un punto a su favor. ¿Qué
otro? No es muy estricto con los permisos por enfermedad ni con las
vacaciones. Otra cosa positiva: es generoso. ¿Cuántos jefes te habrían
entendido aquella vez que perdiste todo el sueldo en las carreras y
tuviste que pedir un mes de adelanto? Todo lo que te dijo fue que
deberías haberle preguntado a él que caballo iba a ganar, en vez de
apostar por esos indudables perdedores. Pero te dio el adelanto, y dijo
que podías reintegrarlo mas adelante, a razón de algunos dólares por
semana. Un punto más a su favor. Cuando impulsivamente rompiste con tu
novia y después te arrepentiste profundamente, él te dejo la tarde libre
para que pudieras arreglar las cosas. Antes de que salieras, te comentó
sin darle importancia que te consideraba el empleado mas creativo de la
empresa, con una sinceridad tan obvia que te levantó el ánimo y te dio
el valor de correr confiadamente a los brazos de quien tú sabes, de modo
que para esa noche, el romance interrumpido se había arreglado. Es
decir que es estupendo para levantar la moral. ¿Qué otra cosa?
Confiesa que admiras su alma de cruzado. Cuando cree que algo es justo,
lo defiende con fiereza, y a ti te produce una sensación grata y cálida
trabajar con un hombre así. Es emocionante estar junto a un defensor de
causas perdidas, que se mantiene fiel a si mismo y a su código, sea éste
el que fuere. ¿No es reconfortante, acaso? Claro que si. Pues añade
esta otra virtud.
Pero, un momento... ¿y esa vez que te hizo sentir como un perfecto
estúpido, cuando te equivocaste al leer las cifras en una reunión de
ventas, y él fue el primero en reírse? Y después trató de disculparse
diciendo: “Este muchacho, Tom, siempre metiendo la pata, pero igualmente
le queremos”. No pienses ahora en esas cosas, acuérdate de que estamos
buscando sus puntos buenos.
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De nada sirve negar que un jefe Sagitario puede tenerte un poco en el
aire. Es difícil decidir si es santo o pecador, o un poco de cada cosa.
La verdad se acerca, probablemente, mas a esto último. Hace falta un
tiempo para acostumbrarse al ejecutivo de Júpiter, que generalmente es
cordial y amistoso, pero cuya sinceridad y deseo de tener todo al
descubierto (y cuando digo todo, lo digo en serio) pueden escandalizar a
las naturalezas muy sensibles. Es un hombre tan democrático que no
podrá dejar de gustarte, aunque a veces sus modales directos y su
franqueza brutal resultan difíciles de aceptar. El patrón Sagitario es
sincero y amistoso; evidentemente, no es de esos hombres que pueden
cultivar un agravio ni herir deliberadamente a nadie. Tiene muy pocas
inhibiciones, y entre ellas no se cuenta, como es obvio, la que le
impida señalarte tus errores. Sus críticas las formula abiertamente y
por lo general con una total ausencia de tacto. Ni siquiera los Arqueros
delicados piensan jamás en las heridas que causan cuando le van
revelando alegremente a uno sus fallos, con mortífera precisión. Es
verdad que los halagos y el cálido reconocimiento superan en mucho a los
momentos de incomodidad, pero esos episodios dolorosos escuecen como
ampollas. Un ejecutivo nacido en diciembre cree sinceramente que todo el
mundo quiere oír la verdad; por eso la dice. Cuando se da cuenta de que
ha ofendido a alguien, puede ser la personificación del más contrito
arrepentimiento: se disculpa y se explica profusamente, con lo que más
de una vez empeora las cosas.
Será raro que sepas dónde está en un momento dado. Sagitario puede
desplazarse a cualquier parte con rapidez increíble. Descubrirás que es
especial para detectar impostores, viajantes que le presenten cifras
falsas, clientes con motivos ocultos y empleados con vicios disimulados.
Con su vida amorosa no es tan despierto. Si es soltero, puede ser que
toda la oficina hable de sus escapadas sentimentales y de sus aventuras
románticas.
Probablemente tendrá un montón de amigos de las clases mas variadas:
presidentes de banco, políticos de nombre, ociosos, reporteros,
ministros, médicos, abogados, fontaneros, carpinteros, anunciantes de
radio, damas de sociedad, levantadoras de pesas, jugadores fulleros,
coristas, arquitectos, taberneros y profesores universitarios se codean
alegremente a la entrada de su apartamento a cualquier hora del día o de
la noche. Sagitario mide a todos con su propia vara y, si están a la
altura de sus exigencias, los defiende con lealtad.
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Cuando da órdenes lo hace con porte regio, pero con tal cordialidad,
aparte de la 1ógica implacable de sus métodos, que es difícil ofenderse
con él. Aunque le falte tacto y a veces haga el bufón, puede recurrir a
su poderosa intuición y al acierto de sus corazonadas para salir casi de
cualquier berenjenal en el que se haya metido. (Los problemas
románticos pueden ser un poco mas pegajosos, amén de mas difíciles de
evitar para él.) Su pensamiento es mucho más profundo de lo que permite
suponer naturaleza tan desaprensiva. Un jefe Sagitario puede dar buenos
argumentos a cualquier abogado y, normalmente, salir adelante. Si tu
ejecutivo es típico de Júpiter, es probable que haya tenido una
educación excelente, y aunque no hubiera sido así, nunca podrías
decirlo, con todos los conocimientos que ha ido cosechando por la vida
su mentalidad inquisitiva. Básicamente tiene buen corazón, pero también
es lo bastante ambicioso para llevarse a alguien por delante de vez en
cuando. A veces, en situaciones sociales, la memoria le falla, pero rara
vez le pasará lo mismo con los hechos. El Arquero es capaz de saberse
las cifras comerciales brutas de sus competidores, y de olvidarse del
nombre de su propio tenedor de libros, que hace varios años trabaja para
él. Aunque camine con paso libre y activo, es posible que alguna vez,
con el descuido típico de Sagitario, meta el pie en el cesto de los
papeles, o apague el cigarrillo en la bandeja de los lápices. Pero
aunque al pasar tropiece con el cable del teléfono, rara vez tendrá
tropiezos mentales. Con frecuencia sus ideas son impopulares y pasan muy
por encima de la cabeza de otras gentes, pero nueve de cada diez de
ellas son buenas.
Hay algunos jefes Sagitario que son tímidos, pero bajo su apariencia de
timidez, Júpiter sigue controlando la personalidad. Hasta los Arqueros
de la variedad retraída lanzan sus flechas hacia el cielo y sostienen
firmemente el arco. A los extrovertidos les encanta hablar y exponer sus
teorías favoritas (sazonadas con la mayoría de sus opiniones privadas).
También los introvertidos pueden realizar excelentes monólogos, cuando
les da por ahí, y generalmente lo que dicen es interesante e
instructivo. A tu jefe Sagitario le encantan los animales, las luces
brillantes, el pensamiento creativo, comer y beber bien, viajar, la
lealtad, el cambio y la libertad. Rechaza la falta de sinceridad, la
crueldad y el egoísmo, no soporta que no le cuenten las cosas, aborrece
la avaricia, el pesimismo, la posesividad y la hipocresía. Por lo común
es muy grato trabajar con el, y consigue hacerse querer; uno va teniendo
la sensación de que, si se dejara, Sagitario perdería de alguna manera
el rumbo, pese a su egotismo y su independencia. (No es así, pero de
todas maneras quédate con el. Es posible que el mañana siga siendo
siempre un gran interrogante, pero el presente nunca te resultará
aburrido.)
-Es, con mucho, lo más confuso que jamás he oído.
Me gustaría que me lo explicaran- dijo la Tortuga Burlona.
-Ella no puede explicarlo -declaró el Grifo, presuroso-. Pasemos al
verso siguiente.
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Encontrará usted muchos empleados que, cuando les diga la cantidad de
dinero que pueden ganar trabajando un año con la empresa, además de los
incentivos financieros que ésta ofrece después de cinco años de
servicios, se mostrarán muy interesados. Su empleado Sagitario, no. A él
le fascina mucho más lo que va a pagarle usted ahora... hoy. Mañana ya
está bastante lejos, pero el año próximo es impensable, y cinco años son
la eternidad. Eso es dinero en el aire y lo que a él le interesa es el
auténtico efectivo. Lo que suceda mas adelante queda librado a los
dioses. Sagitario arrojará los dados y confiará en la suerte: lo más
probable es que los dioses le sonrían.
Tener a Sagitario en la oficina es una delicia. Es posible que de vez en
cuando se le caiga una pila de carpetas o que derrame el café sobre la
correspondencia lista para despachar, pero ¿que importancia tienen esas
pequeñas torpezas en alguien tan alegre y bien dispuesto? No es quejoso
ni llorón; adopta una actitud positiva, tan entusiasta y optimista como
era usted mismo cuando entró en la empresa, ¿recuerda? La diferencia
esté en que él seguirá siendo así hasta que se jubile; eso es parte de
su naturaleza. Es posible que algo de eso se le pegue a usted, y quien
sabe si el Arquero no llegará a iluminar un poco ese oscuro rincón donde
perdió usted sus ilusiones, de manera que pueda volver a pulirlas y
ponerlas otra vez a prueba.
Sagitario jamás hace las cosas a medias. La única decisión que le cuesta
tomar es la del matrimonio, pero en todo lo demás es bastante rápido.
Es claro que hay algunos arqueros con ascendente Tauro o Capricornio que
se mueven con más cautela, pero no es que sean lentos, ni en el terreno
mental ni en el emocional. Normalmente, el Sagitario típico le llevará
la delantera, y no tendrá sin duda el menor inconveniente en hacérselo
notar: la humildad no es uno de sus atributos más conspicuos. Suele
recubrir con un tenue velo de modestia el orgullo de su ego, pero
atisbando por debajo de él, verá usted una persona que confía en sí
misma y está generalmente muy satisfecha de sí. Alguna que otra vez
puede sentirse inseguro, en asuntos del corazón, pero ¿a quién no le
sucede?
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A veces puede parecer indiferente y descuidado, pero no por eso se deje usted llevar del grave error de subestimar la relampagueante intuición de Júpiter y sus no pocas veces brillantes procesos mentales. Habrá veces en que usted no tenga idea de adónde va, ni de dónde ha estado, y otras en que se preguntara si de veras es tímido o si simplemente está ganando tiempo para esos planes que está cocinando en la olla a presión de su mente. En otros momentos no le quedará ningún margen para la duda; será tan directo que le dejará espantado con su franqueza. Poco habrá de pequeño en sus gestos, sus ideas o sus acciones. Los errores que comete son grandes, enormes, y de apuestas enormemente desiguales obtendrá descomunales ganancias.
A veces puede parecer indiferente y descuidado, pero no por eso se deje usted llevar del grave error de subestimar la relampagueante intuición de Júpiter y sus no pocas veces brillantes procesos mentales. Habrá veces en que usted no tenga idea de adónde va, ni de dónde ha estado, y otras en que se preguntara si de veras es tímido o si simplemente está ganando tiempo para esos planes que está cocinando en la olla a presión de su mente. En otros momentos no le quedará ningún margen para la duda; será tan directo que le dejará espantado con su franqueza. Poco habrá de pequeño en sus gestos, sus ideas o sus acciones. Los errores que comete son grandes, enormes, y de apuestas enormemente desiguales obtendrá descomunales ganancias.
La curiosidad de Sagitario puede ponerle a uno los nervios de punta.
Jamás se quedará satisfecho con recibir instrucciones, querrá saber cual
es el porque de sus órdenes y la razón de sus métodos. Si considera que
su 1ógica es razonable, no le escatimará su aprobación sincera, pero de
lo contrario, es probable que sea usted quien se acobarde ante su
evaluación igualmente franca de los fallos que el Arquero encuentre en
sus procedimientos. Eso, antes que usted eche mano de todos sus talentos
y se enoje. Lo primero puede ser una precaución muy necesaria cuando se
trata con Sagitario, pero enojarse es un lamentable desperdicio de
adrenalina, porque son muy pocas las personas capaces de enfurecerse con
el Arquero. Es de esos seres a quienes uno quisiera azotar y besar al
mismo tiempo, pero como eso es imposible (lo primero está excluido si es
su secretaria, y lo segundo si se trata de su encargado de ventas), es
preferible que no lo piense mas.
La mayoría de los empleados Sagitario no se ruborizan cuando se
reconocen sus méritos; les encanta el aplauso. En cambio, es posible que
usted se ruborice por ellos, cuando empiezan a jactarse de sus talentos
y capacidades. Uno de los pequeños lunares de Sagitario es su alegre
disposición a comprometerse para cualquier cosa -y, literalmente, el
cielo es el límite- para después no llegar hasta el final porque el
blanco estaba un poco mas lejos de lo que ellos habían calculado. Los de
tipo mas recatado y discreto también tenderán, dentro de su estilo, a
abarcar un poco mas de lo que pueden apretar, pero de todas maneras los
de ambas clases pueden salir del brete con la frecuencia suficiente como
para que uno se quede fascinado.
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Son gente sobre la cual parece flotar, vigilante, la buena suerte de Júpiter. Reforzados ya de nacimiento por certeras corazonadas y percepciones impecables que les llevan a conclusiones 1ógicas, sus aciertos son mas frecuentes que sus errores. Si a eso le sumamos un poco de la suerte típica del signo, ya verá usted por que es tan frecuente que marchen a la cabeza de la columna. Un amigo mío me señaló últimamente algo que a él le parecía una excepción: una actriz Sagitario que desde hace años está buscando una oportunidad. Aunque actualmente parece que pasó la mala racha, esperó tanto tiempo y tuvo que esforzarse tanto para que la reconocieran, que mi amigo pensó que Júpiter la había abandonado. Pero el hecho de que tardara en llegar al estrellato no tenía nada que ver con el tipo de constante buena suerte que confiere Júpiter. Todo el mundo tiene algunos problemas con el momento en que se le dan las cosas. En cambio, ella consigue que el dueño de la casa le haga arreglar un picaporte cuando en otro apartamento tienen el dormitorio inundado; llega al mercado a tiempo para comprar el último melón, y se encuentra un flamante par de medias en la nevera cuando acababa de rompérsele el único que tenia y no le quedaba un centavo hasta el martes próximo. Su primer trabajo realmente bueno que tuvo, lo consiguió porque el productor la confundió con otra actriz, y después de haberla visto actuar, se alegró de haberse equivocado. Ese es el tipo de cosas que le pasan siempre a Sagitario. Antes de que la situación se ponga demasiado negra, el sol aparece por algún lugar insospechado y los baña de luz, como si quisiera recompensar la pureza e ingenuidad del optimismo de Júpiter.
Son gente sobre la cual parece flotar, vigilante, la buena suerte de Júpiter. Reforzados ya de nacimiento por certeras corazonadas y percepciones impecables que les llevan a conclusiones 1ógicas, sus aciertos son mas frecuentes que sus errores. Si a eso le sumamos un poco de la suerte típica del signo, ya verá usted por que es tan frecuente que marchen a la cabeza de la columna. Un amigo mío me señaló últimamente algo que a él le parecía una excepción: una actriz Sagitario que desde hace años está buscando una oportunidad. Aunque actualmente parece que pasó la mala racha, esperó tanto tiempo y tuvo que esforzarse tanto para que la reconocieran, que mi amigo pensó que Júpiter la había abandonado. Pero el hecho de que tardara en llegar al estrellato no tenía nada que ver con el tipo de constante buena suerte que confiere Júpiter. Todo el mundo tiene algunos problemas con el momento en que se le dan las cosas. En cambio, ella consigue que el dueño de la casa le haga arreglar un picaporte cuando en otro apartamento tienen el dormitorio inundado; llega al mercado a tiempo para comprar el último melón, y se encuentra un flamante par de medias en la nevera cuando acababa de rompérsele el único que tenia y no le quedaba un centavo hasta el martes próximo. Su primer trabajo realmente bueno que tuvo, lo consiguió porque el productor la confundió con otra actriz, y después de haberla visto actuar, se alegró de haberse equivocado. Ese es el tipo de cosas que le pasan siempre a Sagitario. Antes de que la situación se ponga demasiado negra, el sol aparece por algún lugar insospechado y los baña de luz, como si quisiera recompensar la pureza e ingenuidad del optimismo de Júpiter.
En ocasiones, la suerte de Sagitario funcionará al revés con algún
Arquero que usted tome como empleado. Alguna de sus torpezas echará por
tierra la mejor operación comercial que su empresa estaba a punto de
cerrar, pero el día antes de despedirle, usted se enterará de que al
presidente de la otra compañía, a quien el insultó y trató de
embaucador, le han procesado por vender acciones sin respaldo de
capital. Probablemente, la desatinada torpeza de Sagitario le salvó a
usted de un desastre completo. Y su secretaria Júpiter, que se olvidó de
despachar esas cartas tan importantes, apenas si habrá tenido tiempo de
secarse las lagrimas por lo mal que usted la trató, cuando se descubra
que en una de las cartas iba un cheque por un importe mayor del que
podía cubrir esa semana su cuenta bancaria.
Hay Sagitarios que se burlan de su buena suerte y a quienes les gusta
dar la impresión de que son perdedores natos. Si emplea usted a uno de
ellos, no se deje engañar por su astucia. Tal vez sea uno de esos tipos
sospechosos con ascendente Escorpio, que piensan que si hablan del
asunto su suerte cambiara, pero sus aciertos en la quiniela son tan
frecuentes como los de todos los demás Arqueros. La semana pasada entró
en una zapatería a comprarse los zapatos más baratos de la tienda,
porque estaba sin un centavo; pues resultó que era el millonésimo
cliente y se ganó un par de zapatos nuevos por mes durante cinco años.
¿Que no se lo contó, dice? Es por su ascendente Escorpio, pero su signo
solar es Júpiter.
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La falta de sinceridad no es una de sus debilidades, ni el tacto tampoco. Es posible que tenga usted que intervenir para solucionar algunas trifulcas en la oficina, o ayudar a hacer las paces cuando, con su brutal franqueza, Sagitario se compadezca de la calvicie del contable y le proponga un remedio... después que usted se pasó años enteros convenciéndolo al pobre de que tenia la cabeza llena de pelo para tenerle contento, ya que es Leo. Y su secretaria no se olvidará jamás de la vez que estaba hablando por teléfono con el cliente mas importante de la empresa, y ese Sagitario que tiene usted entre el personal vino corriendo a decirle, a dos centímetros del micrófono, que se habían roto las cañerías y el aseo de señoras estaba inundado. Todo eso puede ser desconcertante, pero ya superarán ustedes esas pequeñas rarezas de carácter.
La falta de sinceridad no es una de sus debilidades, ni el tacto tampoco. Es posible que tenga usted que intervenir para solucionar algunas trifulcas en la oficina, o ayudar a hacer las paces cuando, con su brutal franqueza, Sagitario se compadezca de la calvicie del contable y le proponga un remedio... después que usted se pasó años enteros convenciéndolo al pobre de que tenia la cabeza llena de pelo para tenerle contento, ya que es Leo. Y su secretaria no se olvidará jamás de la vez que estaba hablando por teléfono con el cliente mas importante de la empresa, y ese Sagitario que tiene usted entre el personal vino corriendo a decirle, a dos centímetros del micrófono, que se habían roto las cañerías y el aseo de señoras estaba inundado. Todo eso puede ser desconcertante, pero ya superarán ustedes esas pequeñas rarezas de carácter.
El empleado Sagitario puede sorprenderle con algún colérico estallido
cuyo blanco puede ser cualquiera, el ascensorista o usted. (El Arquero
no tiene prejuicios.) Vehemente y justa, su indignación se enciende por
lo común cuando alguien se atreve a dudar de la sinceridad de sus
intenciones. Sagitario es la encarnación de la integridad, aun cuando
para llegar a la verdad pueda tomar por retorcidos atajos. Y lo es
realmente: dudar de él o acusarle de dolo puede ser causa de que dispare
enardecidamente sus flechas verbales, que perforarán sus puntos mas
sensibles con tanta precisión como si el propio Robin Hood le hubiera
enseñado a tirar. Y, en realidad, Robin Hood seria un excelente
sobrenombre para él, ya que es probable que simpatice profundamente con
la actitud de robar a los ricos para ayudar a los pobres. En cuanto a
sus enfados, nunca duran el tiempo suficiente para ser realmente
hirientes, de la misma manera que es raro que sus flechas dejen
cicatrices; apenas una leve huella.
Si no puede encontrar apartamento, deje usted que su Arquero se traslade
a una de esas maletas grandes y espaciosas que usted tiene, y cóbrele
alquiler. Preferirá, con mucho, vivir en una maleta antes que tener un
techo y cuatro paredes, si eso amenaza con privarle, de algún modo, de
su libertad. Cuando aparezca con un maletín cubierto de etiquetas de
viaje, le está comunicando sutilmente que se le despertó el espíritu
andariego: atienda la insinuación y mándele de viaje, que probablemente
lo necesita. Volverá cargado de órdenes de compra y con el corazón
aligerado. Es buen vendedor, pero tal vez tenga usted que enseñarle a
refrenar sus entusiasmos. Los Sagitario pueden precipitarse a responder a
un desafío, olvidándose de la más elemental cautela. Pero, por
impulsivo que sea, cuando se decide a ponerse a pensar en serio puede
derrotar a los pensadores profesionales con sus ideas, que no por
resultar un tanto pasmosas dejan de ser completamente 1ógicas. Para él,
el dinero es importante, porque tiene que mantenerse en el estilo al
cual le gustaría llegar a acostumbrarse. Sagitario no suele ser
mezquino, de manera que, si usted lo es, tratará de hallar un medio más
acogedor.
Es posible que su Arquero consiga alguna vez hacerle levantar las manos
con desesperación, pero de nada le servirá. Cuando él le vea levantar
los brazos en el aire, se limitará a arrojarle una pelota, gritándole:
“¡Ahí va!”. ¿Y que puede hacer usted? Atraparla. El ejercicio le hará
bien.
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